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Entre 10 y 15 eran los minutos que llevaba tirada en el suelo, con la ceja y el labio desangrandome.
Mi visión era completamente borrosa, y poco a poco empecé a escuchar como mi entrenador volvía a dirigir sus gritos hacia mi.
Empecé a levantar mi cuerpo, y a sentarme con delicadeza, ya que sentía que me desmayaba ahí mismo.
-Te quieres levantar ya del suelo - gritó Marc. -Me esta sangrando la ceja, creo que me la he roto - dije después de apoyar mis pies finalmente contra el suelo, y ponerme rígida.
Un suspiro salió de la boca de mi entrenador, y me obligo a ir hacia el. Mientras me dirigía, observé como los chicos del equipo de fútbol me miraban con caras de preocupación y risas. Evidentemente, estos últimos eran Pau y Hector, como de costumbre.
-Aggh! - gruñí cuando el dedo de Marc se apoyó en mi ceja, y la tocó con fuerza. -Tendrás que ir a la enfermería, parece que no va a dejar de sangrar, pero no vayas sola a ver si te vas a caer o algo - objetó. -Da igual, si está aquí al lado - dije mientras me iba, pero en un abrir y cerrar de ojos, me choque contra la portería del campo, dándome un fuerte golpe en la cabeza. -Anda yo la acompaño.
La voz de Hector resonó entre mis oídos.
-Que puedo ir yo sola - dije mientras dejaba atrás el césped y la gente. -Si, ya se ve - respondió irónico.
Yo suspiré ante su propuesta, ya que sabía que no se iba a ir.
-Eres más patosa hija - volvió a hablar después de unos segundos de silencio.
Le miré mientras mantenía mi mano con un pañuelo en la ceja, ya que no tenia pensado dejar de sangrar.
-No soy tan patosa como decís - conteste con asco. -No pollas - respondió con una pequeña sonrisa entre medias. -No era necesario que me acompañases - hable - se ir sola. -Ya, pero no se que iba a hacer viendo a la otras bailar si no estabas tú - contestó ligeramente. -Y que más da que no esté yo, si solo sirvo para caerme - hable contigo ironía.
Este rio ante mi comentario, y volvió a hablar.
-Porque solo me gusta verte a ti - contesto.
Volví a dirigir mi mirada hacia el. Llevaba rato mirando al suelo para no encontrarme con su mirada, porque por muy mal que me cayese, esos ojos me seguían comiendo por dentro.
-Que tonterías dices - esbocé - un día me odias y al otro me quieres ver? Decídete no?
Volvió a reír.
-Me pone demasiado nerviosa que te rías por todo - dije, a lo que de nuevo me volvió a responder con una de esas sonrisas tontas - no sabes hablar?
Sonrió.
Suspire tan fuerte que casi se me salen las babas por la boca, y acelere el paso dejándole atrás.
-Que era coña Jena - corrió hacia mi - No te enfades que te estaba vacilando, y no, no me caes un día bien y al otro mal, siempre me caes bien lo que pasa es que tengo que mantener esta fama de chico malo sabes.
Mi corazón dio un vuelto al saber que yo en verdad le caía bien, porque a pesar de ser un idiota el atractivo no se lo quita nadie.
-Ya seguro - respondí haciéndome la dura. -Que si, a parte, si te trato bien, se pensaran que me gustas, y yo nunca me fijaría en alguien como tu.
Vaya. Mi corazón escucho un crack, tantas emociones de repente no eran buenas yo creo.
Mi mirada se dirigió hacia el, y le dediqué una pequeña sonrisa, para hacerle saber que estaba de acuerdo, pero posiblemente, esa sonrisa no me la creía ni yo.
Llegamos finalmente a la enfermería, donde me cosieron la cena. A hector no le dejaron entrar asi que me dijo que esperaría fuera, pero al parecer la parte de fuera se le había olvidado, ya que al abrir la puerta no encontré a nadie.
Suspire con un gran vacío dentro de mi.
No sabía que me estaba pasando, desde cuando me importaba a mi Hector?
