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Terminando de checar los documentos que me había enviado mi madre decidí prepararme para dormir, siempre cuando estoy por dormir voy por un vaso de agua en caso de que me de sed.
Al estar caminando a la cocina pude notar que alguien ya estaba ahí, no alcancé a ver quién era así que me acerqué lenta y sigilosamente, al ver ese pelo pelirrojo tan característico de Apolo me sentí un poco aliviada, aunque ese alivio se esfumó en el momento en el que vi que Apolo tenía un moretón en el ojo.

—Apolo...¿estás bien?
—No, camila ya me canse de esto.
—¿A que te refieres...?
—yo te amo mucho cam, pero no quiero tener otro moretón solo por tratar de protegerte.
—Desde cuando te importa un moretón ¿eh?
—No es solo el moretón, son palizas que tengo que aguantar. Y ahora que saben que yo te apoyo me ira peor.
—Si bueno... yo nunca te pedí que me protegieras.
—¿Qué te pasa? ¿No sientes tantita culpa por esto? Y si, no me lo pediste, pero no podía permitir que sus tratos te afectaran tanto.—Apolo se fue bastante molesto de la cocina.

Después de eso realmente me arrepentí de lo que había dicho, ni siquiera le agradecí por tratar de protegerme o al menos por tratar de sanar unas heridas que el mismo ayudó a causarlas.

Al regresar a mi cuarto deje mi vaso en un buró y me deje caer en la cama, mirando al techo me puse a pensar en todo, sabía que tenía que disculparme con Apolo, el era el único en el que confiaba de verdad y el único que podía ayudarme en lo que sea, no podía darme el lujo de perderlo. La culpa me comenzó a consumir por dentro, las ganas de llorar y el nudo en la garganta eran realmente insoportables, cerré los ojos y trate de calmarme, finalmente después de un rato logré calmarme y dormir luego de un día muy agotador.

Me desperté muy temprano para empezar mi día, antes de arreglarme hice algo de ejercicio y desayuné algo ligero.
Luego de desayunar regresé a mi habitación para hacer las tareas que tenía pendientes de la escuela, pero Nico me interrumpió.

—Cam.
—¿Qué pasa?
—¿Puedes venir a la sala?
—¿Ahora?
—Si, ahora.
—No puedo, estoy haciendo tarea.
—Es mejor que vengas Camila, no querrás tener problemas con Céline.—Rodee los ojos y me pare del escritorio.

Al entrar a la sala de estar veo que ahí se encontraban mis hermanos y mi madre, todos con una expresión muy seria en sus rostros.

—¿Pasa algo?
—Si. De ahora en adelante no podrás hablar con Apolo a menos que sean cosas de trabajo.
—¿Qué?¿por que?
—No cuestiones Camila, es una orden y la vas a cumplir.
—No me puedes pedir eso Céline.
—Cam...Es lo mejor.
—Tu no te metas Marcos.
—Camila. Ya basta. No te quiero cerca de Apolo.
—¿Y si no lo hago?
—Es mejor que no lo descubras niña. Regresa a tu habitación.—Mire a mi madre muy molesta y me regrese a mi habitación.

Cerré la puerta con seguro y me recosté en la cama, un nudo en mi garganta se comenzaba a formar poco a poco, trataba de pensar en otra cosa para distraer a mi cabeza de lo que acababa de pasar.
Cuando las cosas se solían poner tensas yo me escapaba por la ventana, mi habitación estaba en el segundo piso pero con el paso del tiempo logre caer sin hacerme mayor daño, cualquier cosa era mejor que estar en esa casa.
Me subí a mi coche y maneje sin rumbo hasta que me encontré con una playa, para ser medio día estaba demasiado vacía. Me bajé del coche y caminé hasta la orilla del mar, ya que ya no tenía un lugar seguro en Apolo decidí que esa playa sería mi lugar seguro, al menos hasta que pueda volver a estar cerca de Apolo. La brisa del aire fresco y el sonido de las olas me tranquilizaron de inmediato, estaba disfrutando realmente estar ahí; no tardaron mucho en darse cuenta que me había escapado de casa porque los mensajes y llamadas no paraban de llegarme, sabía que al regresar a casa estaría en graves problemas pero eso no me importo en ese momento.

Al checar las notificaciones pude identificar un mensaje que no era de mi familia si no que era de Carlos, el mensaje decía que si quería salir mas tarde.
Al inicio había dudado mucho en responderle pero finalmente le conteste con un simple "si", inmediatamente después de enviar ese mensaje me entra una llamada de Carlos.

—Hola.
—Holaaa, ¿Como estas? ¿Todo bien?—me quedé callada por un momento por pensar en lo que había pasado.
—¿Sigues ahí?
—Ehh, si si disculpa. Todo esta muy bien.
—me da mucho gusto escuchar eso. ¿A qué hora paso por ti?
—¿puedes ahora?
—Si claro, pásame tu ubicación y voy por ti.
—okey, pero...¿crees que nos podemos quedar aquí?
—Por supuesto, la playa me queda un poco lejos pero no hay problema, te veo en un rato.
—Si, nos vemos.— Diciendo esto colgué la llamada y volví a enfocar mi vista en el mar.

No paso mucho tiempo para que Carlos llegara a la playa, se sentó algo silencioso a mi lado y me rodeo con su brazo.

—Hola.
—Hola.
—Oye, traje a un amigo... espero que no te moleste que se una a nosotros lo que pasa es que acaba de terminar con su novia y está algo lastimado...
—Ah, por mi no hay problema.
—Bien, le diré que venga. Es que esta en el coche.—asentí con la cabeza y le regale una sonrisa ligera.

Me levanté algo rápido y me sacudí la arena que tenía en mis piernas y en mis manos. Me voltee para ver a Carlos y a su amigo atrás apenas saliendo de auto, estaba con la mirada hacia abajo así que no logré reconocerlo en ese momento.

—Ya viene.
—Okey...¿Como se llama?
—Charles, de hecho es mi compañero de equipo, no te lo había prestado antes porque no lo había visto...—Al escuchar su nombre un escalofrío recorrió mi cuerpo, y sentí que me había puesto un poco roja de la cara.

Cuando vi que Charles estaba cada vez mas cerca mi corazón latía mas rápido, cuando quedamos cara a cara el se puso pálido y tragó saliva.

—Charles ella es Camila, la chica de la que te hable.—Decidí actuar como si fuera la primera vez que nos viéramos.

—Hola, es un gusto conocerte.—Extendí mi mano para saludarlo pero el me miró muy extrañado y tardó un poco en darme la mano.

—¿Ya se conocían?
—S...-
—No. Lo recordaría si fuera así.—Charles frunció el ceño y dejo escapar un suspiro de decepción.

—De acuerdo... bien y...¿qué hacemos entonces?¿Si te quieres quedar aquí?
—Pensándolo mejor... creo que deberíamos irnos a otro lado.
—Si, estoy de acuerdo.—los tres comenzamos a caminar dirigiéndonos al coche.

Carlos me abrió la puerta del auto y Charles lo miró muy mal pero solo volteó los ojos y se subió a la parte dé atrás del auto.
Llevábamos unos pocos minutos en el auto y el ambiente era demasiado tenso e incómodo.

—¿A que hora es la carrera sprint?
—Es en unas horas. ¿Nos acompañas?
—Mmm...esta bien.
—¿no tendrás problemas?
—Seguramente muchos problemas, pero da igual.—Charles dejo escapar una risita burlona y sarcástica.
—¿Qué?
—Nada...—El ambiente parecía estar un poco mas tranquilo con la música de fondo.

Llegando al circuito fuimos el centro de atención de todas las cámaras, me sentía algo extraña al estar en medio de ambos corredores, estaban muy pegados a mi y en una ocasión Carlos había intentado tomar mi mano pero yo la quite muy discretamente. A mitad de camino recibí una llamada y múltiples mensajes de mi mejor amigo.

—¿Hola?—
-Camila, tu familia esta totalmente loca ¿lo sabías?-
—Si ya lo sabía. ¿Porque?¿Qué paso?— Por un momento hubo un completo silencio.

La voz que se escucho después me dejó totalmente sin palabras.

𝐋𝐞𝐚𝐫𝐧𝐢𝐧𝐠 𝐭𝐨 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐲𝐨𝐮 ||𝐂𝐋𝟏𝟔, 𝐂𝐒𝟓𝟓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora