0

10 2 0
                                    

Amar demasiado también te termina dañando a largo plazo.

Te va deteriorando lentamente hasta que la sangre en tus venas se vuelve turbia, para que él deje de drenar de esta.

Amar demasiado a alguien, al final es traumático.

Pues sus malos hábitos te van a consumir después del tiempo, y así como apareció tu sonrisa desaparecerá, hasta que la vuelvas a mostrar grabada con el filo de un cuchillo.

Y al parecer crepúsculo no fue de ayuda, no me ayudó a repeler a un vampiro qué se alimenta de lo que hay en mi sangre.

Y me siento como una niña, porque yo se tu color favorito, al igual de esa bebida que tanto te gustaba.

Y me siento tan ingenua al saber que aún yo sabiendo esos detalles, por tu parte, no sabes ni siquiera cuando es mi cumpleaños.

Y el amor es algo tan hermoso.

Aún cuando no es correspondido.

Aún si no es el correcto en ese sentido.

Debemos aprender a amar, sin derramar sangre en el camino.

Y aunque hayamos derramado esta, solo serán los pedestales para volver a empezar.

Tal vez, la frase de “para el amor no hay edad” está mal escrita, y debería de ser el hecho de que, para amar, no la hay.

O tal vez, nosotros debemos aprender a hacerlo.

Debemos aprender a amar, sin corromper.

A sanar, para amar.

A amar, sin dañar.

Y aunque entre tus ojos yo vea el cielo, sé que al final no es lo que existe en tu alma.

O si esta alma de la que hablo realmente existe en ti.

Y sé, que aún qué repita una y otra vez la misma canción en el auto que conducías por mis calles favoritas, la sensación no sería la misma después de conocerte realmente.

Y deseo que a ti te vaya bien, pero no puedo evitar odiarte.

No puedo evitar odiarte, por el hecho de que me rompiste cuando estuve en mi mejor momento.

Y al mismo tiempo no puedo evitar amarte, porque tú me enseñaste muchas cosas, entre ellas a darme mi propia prioridad.

Y no dejarme olvidar, de personas como tú.

Y tú, que alguna vez fuiste mi persona favorita, ahora no eres nada más que una persona a la que llegué a incluso admirar, a idolatrar, y ya no eres nadie para mí.

Tú, ya no eres nada.

MusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora