—Emm, la puerta, está cerrada —emitió sacudiendo la manivela.
—Ya lo sé, necesito hablar contigo sobre...
—¡No! Disculpa pero no recuerdo nada, de hecho, a penas siento molestias, lo cual es raro teniendo en cuenta aquella cosa entre tus piernas que dejó muda a media playa.
—¡No es...!
—Te digo que no lo recuerdo, lo juro, así que puedes estar tranquilo. Podemos fingir que no pasó nada si quieres —le guiñó un ojo, él solo la miraba con una ceja arqueada y un lado de su labio superior levantado. Su cara era la típica representación de: ¿Qué mierdas dices?
Por dentro moría porque le dijera que no recordaba nada, y que quizá deberían recrearlo de nuevo, esta vez sobrios. Esperó una insinuación de su parte que no parecía soltar nunca.
—Joder con qué loca me he metido —susurró negando con la cabeza notables veces. Al parecer aquello le sería más difícil de lo que imaginó. Beatriz era una mujer difícil, y no en cuanto a temas amorosos precisamente, sino a su carácter juguetón y sin frenos.
—Ya te dije que no me has metido nada...
—¡¿Me dejas explicarte?! Joder... —escandalizó, dejándola muda unos segundos que él hubiese querido fueran eternos.
¡Esas palabritas españolas la mataban!
Por su seguridad decidió hacer silencio, se estaba comportando como la Bea loquilla que era frente a un hombre que no conocía del todo. La noche anterior había salido con un Marcos ebrio y juguetón, nada que ver con el que había amanecido con ella en la arena.
—Cásate conmigo.
«¡Ey, ey, ey, sujétame la brocha que me llevo la escalera». Pensó, ante el shock de la locura que había dicho. Definitivamente se había vuelto loco.
—¡Ja, ja, ja, ja...! Que bonito, te ves lindo cuando bromeas —contestó sin dejar de reír mientras palmeaba su hombro.
Él siguió serio, y lo próximo que hizo fue agarrar la piel de su mano con su índice y pulgar y sacarla de su hombro para dejarla caer como si fuese un trozo de carne. Fue un gesto tan raro que la hizo abrir la boca para reclamarle. ¡Quién se había creído!
—¡Ey no me...!
—¿Podrías dejarme explicar?
Respiró y asintió. Necesitaba entender aquella burrada que había iniciado. Marcos no parecía ser un loco, así que si hacía silencio tal vez entendería sus palabras.
Y bueno, mejor contarlo todo desde el principio para interpretar aquella extraña propuesta...
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Tan Irresistible
RandomBeatriz siempre había vivido sin ataduras. Su espíritu aventurero y su sinceridad desbordante le abrieron innumerables puertas, aunque conocer a Marcos en Hawái no estaba en sus planes. Mucho menos la propuesta que él le haría. Marcos, un exitoso em...