𝐈

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30 de Noviembre 2013
Emma
Como una tarde cualquiera Di y yo estábamos en camino para hacerle compañía a papá en lo que terminaba de trabajar, mientras íbamos en el coche mi pequeña hermana me iba contando como le había ido en el jardín de niños. Al llegar al estudio, notamos que había algunas chicas afuera y paparazzis, lo cual se me hacía extraño pero decidí ignorarlo, cuando nos aproximamos a la entrada del estudio ambas bajamos tomadas de la mano.

–Gracias Eduardo—  me despedí de nuestro chofer.

—No hay de que señorita Emma, llámeme si es que necesita algo.

Al entrar nos quedamos en la recepción esperando a mi padre, ya que al parecer se encontraba en una reunión. Me coloqué mis audífonos y comencé a escuchar el álbum Midnight Memories de One Direction, una banda la cual mi hermanita y yo seguíamos desde sus inicios.

Saque de mi mochila un par de hojas que siempre cargaba conmigo y los colores de Didi, pues la notaba algo aburrida. Esta sonrió al verme y comenzó a dibujar en ellas, me quede admirándola por un buen rato.

En uno de sus dibujos note que había 4 personas, rápidamente nos reconocí, éramos papá, ella, mamá y yo. Diana nunca llegó a conocer mamá, pues cuando ella nació hubo complicaciones en el parto. Esto solía entristecerla muy seguido, pero papá y yo siempre intentamos animarla.
Mi madre era una mujer extraordinaria, siempre estuvo para mi cuando lo necesite. Créanme que era la mejor amiga que cualquier persona podría desear, era literalmente un ángel caído del cielo.
Ella siempre amo la música, tenia una voz increíble. Se podría decir que eso yo también lo heredé de ella, de pequeña ella me enseñó a tocar el piano y la guitarra, también le encantaba escribir canciones.
Ella componía, mientras yo cantaba y mi padre producía, ahí fue el momento donde yo también me enamoré de este arte. Con ellos aprendí que la música significaba mucho más que eso.

Al recordar todo esta situación de mi madre algunas lágrimas comenzaron a escaparse de mis ojos.

— Voy al baño Di, no te muevas de ahí— le avisé.

Al pararme de mi asiento tomé mi cosmetiquera y limpié mis lágrimas rápidamente, pues no quería que el rímel se estropeara más de lo que seguro ya estaba.
Iba tan distraída con los audífonos tarareando Little Black Dress y viéndome en mi espejo, que no me percaté que alguien venía frente a mi. Ambos chocamos y del susto deje caer el objeto que traía en mis manos, el cual por suerte no se rompió.

—Perdóname— dije rápidamente quitándome los audífonos e intentado recoger mi espejo.

—No hay problema, ¿estas bien?— preguntó la persona agachándose también para recogerlo primero que yo, que por el tono de voz al parecer era un chico. Este mismo me lo entregó.

Esta voz por cierta razón me pareció conocida, así que lo miré a los ojos para averiguar quién era. Me puse demasiado nerviosa al darme cuenta que era Niall Horan la persona con la cual me encontraba hablando.

—Si, gracias— dije tomando el objeto, sintiendo mis mejillas arder. Era más que obvio que me había puesto completamente roja, así que me desaparecí lo más rápido que pude al baño.
A lo lejos note que el rubio estaba por decir algo, pero no lo alcancé a escuchar.

Cuando entre al baño intenté tranquilizarme, seguido me limpié las manchas de rímel y lo coloque nuevamente.
Cuando termine antes de salir cheque si es que el ya no se encontraba ahí, pues si es que lo volvía a encontrar seguro y me hubiera puesto igual de roja o peor.
Al no verlo decidí salir ya un poco mas tranquila, cuando mi hermanita me vio corrió rápidamente a mis brazos y me contó que ella también había visto al chico y la abrazó, yo solo reí al escucharla tan emocionada por ello.






















































𝐈𝐅 𝐈 𝐂𝐎𝐔𝐋𝐃 𝐅𝐋𝐘; 𝙉𝙞𝙖𝙡𝙡 𝙃𝙤𝙧𝙖𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora