Destinadas tú y yo: Luna & Camila

Capítulo 1/3: Primer Tropiezo

El amor siempre es amor, no importan las circunstancias ni el pasado ni el presente ni lo políticamente correcto, pero la gente se empeña en no entenderlo y en crear una y otra y otra razón por lo cual el amor entre personas del mismo sexo está mal y hace daño a la sociedad. Seria tan sencillo simplemente aceptar que cada uno tiene el derecho, y si me permiten decir el deber, de luchar por su felicidad individual y no para cumplir los cánones que dictan aquellos que se sienten moralmente superiores y que, muy probablemente, no lo son.

Desde pequeña, Camila supo que su corazón latía más fuerte por una persona en particular, Luna Carvajal Valdés, y que daría cualquier cosa por compartir el resto de su vida con ella. Tenerla cerca, tomar su mano, hacerla reír era parte de su día a día y de las cosas que más felices la hacían, se enojaba si otra persona le quitaba su atención y contaba los días del fin de semana para volver a verla. A medida que fue creciendo y dando paso a la adolescencia entendió que amaba de manera distinta al resto y que se salía de lo impuesto por la sociedad, lejos de amilanarse o sentirse triste, decidió abrazar sus sentimientos y mantenerse fiel a sí misma, aunque eso implicara ciertas dificultades. La primera de ellas fue su padre, un hombre chapado a la antigua y lleno de prejuicios, con una vena machista muy desarrollada y ninguna gana de empezar a ver la vida con otros ojos. Siempre tuvo miedo del momento en que le confesara su secreto, tenía la esperanza de que la apoyara y estuviera de su lado, pero todo tiene su hora y aquella tarde, cuando estaban compartiendo su cumpleaños numero 15, enfrentó quien resultaría ser su primer verdugo.

Su madre y Luna, su novia, le habían preparado una fiesta sorpresa para cuando regresara de su entrenamiento, invitaron amigos y familiares cercanos, incluyendo al señor Martin Gálvez. Fue el primero en llegar, regalo en mano y sonriente, ajeno a que conocería la verdadera naturaleza de su única hija. La fiesta fue amena y divertida, como siempre lo imaginó, junto a las personas que más quería en el mundo: sus padres, su chica y la familia Carvajal Valdés en pleno.

- ¿Estás segura de que es lo que quieres hacer? – le preguntó su mamá y ella asintió con media sonrisa.

- Papá se ve feliz y ya estoy un poco más grande, creo que lo puedo explicar y me entendería. Estuve leyendo en internet y me siento lista, además, le comenté a Luna y le pareció bien que le contara de nosotras – su voz estaba esperanzada en ello y necesitaba ser honesta con él.

- ¿Quieres que te acompañe? – acarició su pelo con ternura.

- Por favor, me vendría muy bien tu compañía – todos los invitados ya se habían ido, solo quedaban ellos tres como la familia que un día fueron. Antes de despedirlo se acercaron – Papá – él sonrió levemente – quiero contarte algo importante.

- Soy todo oídos – respondió con media sonrisa. Era un día especial para él porque, a pesar de sus múltiples ausencias, la adoraba con toda el alma. Caminaron y se sentaron en el sofá de la sala.

- Muchas gracias por venir, ha significado mucho para mí que estuvieras aquí y compartieras con la gente que quiero – empezó a jugar con sus manos como siempre hacía cuando se ponía nerviosa.

- Sabes que no me lo perdería, siento mucho que a veces no puedo estar más presente en tu vida – se lamentó – Te quiero con toda mi alma y te prometo que estoy intentando cambiar de trabajo para quedarme en la ciudad y no tener que viajar tanto – los tres sonrieron - ¿Qué me quieres contar?

- Hace mucho que te lo quería decir, pero siempre me ponía nerviosa y así – suspiró profundamente y su madre apretó su mano para infundirle fuerza – Tengo una persona especial a la que quiero mucho y que me hace muy feliz...

- ¿Me estás diciendo que ya tienes novio? – dijo intentando ayudarla y ella negó rápidamente.

- Mi persona especial no es un chico, papá – sus pulmones se contrajeron de repente mientras su padre repartía su mirada entre ella y su exesposa.