Capítulo 7

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Derek Hale

Horas después… 

Desde que nos acercamos al bosque supe que algo iba a pasar, esa sensación de no tener el control comenzaba a apoderarse de mí y no me equivocaba, porque cada vez que Stiles se acerca a mí, mi control se rompe. En un día normal me repito una docena de veces que debo mantener la distancia, pero en un día como hoy solo me basto unos segundos para mandar todos esos pensamientos al diablo.

En mi defensa Stiles no me ayudaba, no dejaba de moverse, ¡por qué carajos tenía que hacerlo estando a solo centímetros de distancia!, y su perfume, ese aroma dulce e hipnotizante, estaba en todos lados y estando en un espacio tan pequeño era imposible escaparme de él.

El besar su piel fue mi último error, de allí en adelante todo cayó en picada, comencé a besar su cuello, sus hombros, su espalda, era la sensación más arrasadora que podría tener, su cuerpo atrayéndome e intensificando mis sentidos al igual que una droga. Perdí el poco control que me quedaba cuando mis manos se aferraron en su piel acariciándola, aún puedo sentir el cosquilleo en mis dedos, lo primero que hice fue pasear mis manos por su cintura, como si de una seda fina se tratara, recorriendo todo a mi paso hasta llegar a su abdomen. Ese fue otro golpe a mi cordura, su vientre tenso y marcado después de estos meses en el FBI se volvió una nueva debilidad para mí. Y por último, mi más gran locura fue bajar mis manos a su cinturón, su exhalación profunda por mis manos comenzando a escabullirse en su jeans para tocarlo fue una señal de que todo el deseo que sentía era correspondido. 

A diferencia de la vez que estuvimos en el loft, cuando casi nos besamos, hoy nadie nos interrumpió y tal vez eso fue lo malo, porque continuamos, no me detuve. Deslice mi mano entre su ropa, sintiendo como los latidos de su corazón se detenían por un segundo, para luego decir mi nombre en respuesta, cuando mi mano rodeaba la calidez de su miembro, los susurros y jadeos comenzaron. Escucharlo llamarme así, con ese tono, con sus palabras siendo consumidas por el placer que ambos sentíamos acababa con cualquier rastro de nitidez en mi mente, me obligue a morder mi labio para detener los instintos de mi lobo y comencé a acariciarlo desde la punta hacia abajo y volviendo a iniciar. No voy a negar que quería hacer mucho más que solo eso, hubiese arrancado toda su ropa de haber podido, pero escucharlo jadear por mi tacto era suficiente en ese instante.

Los movimientos persistentes, acelerados y lentos por momentos se convirtieron en mi acción favorita durante todo el tiempo que estuvimos allí. Recuerdo subir mi mano de forma lenta y torturarnte, luego moví mi pulgar en círculos sobre su punta, provocando que sus manos tiraran más de mi cabello y su espalda se pegara a mi pecho, era como estar en el cielo, o tal vez en el infierno. 

Pero como todo momento de gloria ese tuvo su fin, su cuerpo se tensó, sentía su cuello caer hacia atrás y sus muslos oprimiéndose contra mí, para solo poco tiempo después terminar, jadeantes y extasiados, con el calor consumiéndonos y nuestras mentes en blanco. El único sonido capaz de escuchar eran nuestras respiraciones aceleras y nuestros latidos desbocados y ese fue el problema, el silencio.

Stiles recupero su sensatez y comenzó a arreglar su ropa y su cabello mientras recuperaba el aire de sus pulmones, y yo… yo solo me quede mirándolo, parecía preocupado y ansioso. 

— esto… esto fue… — ni siquiera podía hablar, no quería ser un idiota y no hacer nada, así que me acerque a él rodeándolo con mis brazos — no debimos hacer esto aquí, no ahora — dijo dejando caer su frente en mi pecho, sus mejillas aún estaban sonrojadas

— lo siento — fue lo único que dije, porque era mi culpa, yo fui quien perdió el juicio 

— hay que buscar a los cazadores — respondió, supe que había muchas cosas más por hablar, pero tenía en claro que no era el lugar y el momento.

Cuando salimos de las ruinas las camionetas se habían ido, solo se escuchaba un latido en el edificio aparte del nuestro un guardia o algo de eso supusimos, no había ninguna señal del resto.  

— debieron de ir al bosque a cazar 

— ¿lo seguimos?

— no, es peligroso, solo… solo vámonos de aquí — pidió y fue lo que hicimos 

Durante el camino ninguno de los dos dijo nada, el silencio carcomía cada rincón del auto hasta que llegamos a su casa, su vista estaba fija en el camino y sus manos juntas sobre su regazo, la misma posición durante todo el camino. 

— yo… — dijimos al mismo tiempo 

— tu primero — le dije y sostuvo una pequeña sonrisa desganada 

— creo que es mejor hablar de esto mañana — respondió bajándose del auto 

Esas fueron sus últimas palabras y es en lo único que he podido pensar desde que llegue a casa, “hablar de esto” ¿hablar de qué? ¿De que lo bese, lo masturbe, de que perdí el control? ¡Mierda!, en serio estaba aterrado, ¿qué carajos había hecho y que iba a pasar ahora?

— ¿qué has hecho, Derek Hale? — me reprocho con un nudo en la garganta

No quiero alejarme de Stiles, no quiero asustarlo o presionarlo por una tontería.

Aunque yo no sentí que fue solo eso, porque estar de esa forma con él es una de las mejores locuras que hecho y que volvería hacer, pero si como consecuencia lo alejaba de mí, esa locura se convertiría en mi mayor estupidez.

Las últimas horas han rondado en mi cabeza los recuerdos de todo lo que sucedió, tan solo con traer de vuelta esas imágenes a mí siento mi piel arder y mis latidos aumentar, como si de un huracán invadiendo mi cuerpo se tratara, porque es eso lo que Stiles representa para mí. Un huracán que desestabiliza mi equilibrio, una ráfaga incontrolable que saca a flote hasta mis sentimientos más reprimidos, la única persona capaz de alterar y controlar mis instintos al mismo tiempo. 

Con tanto por pensar y con mil ilusiones apoderándose de mí, termino cayendo en un profundo sueño en el que solo puedo revivir una y otra vez el rostro de Stiles su expresión de deseo, sus susurros y su aroma cautivador.
Un profundo sueño del que parezco no poder despertar…

No sé cuanto haya pasado desde que me quede dormido, tampoco sé el porqué mis ojos pesan tanto y mis músculos parecen agotados, lo único que puedo asegurarme a mí mismo es que algo ocurrió, mi desvanecer tan repetido no fue a consecuencia del sueño y el cansancio. Me concentré tanto en mis emociones que baje la guardia en mi propia casa, no sé lo que paso, pero al intentar abrir mis ojos una venda obstruye cualquier rastro de luz, cada parte de mi cuerpo duele y mis muñecas y pies están sujetos, eso me basta para saber que fui capturado. 

El olor a veneno inunda el lugar en el que estoy, mis sentidos son débiles, pero logro distinguir que soy la única persona en la habitación, no encuentro ninguna pizca de luz a mi alrededor, por lo que sé que estoy completamente encerrado.

¿Qué hago ahora? No puedo moverme, no puedo defenderme, reconozco asustado. Desearía que Stiles estuviese aquí, pero eso sería imposible porque si de Stiles se tratara él nunca hubiese sido capturado, sin sentidos sobrenaturales ni poderes, su percepción nunca falla.

Luego de un rato voces comienzan a llegar desde la distancia, seguramente de algún cuarto continuo al que me encuentro, logro oír algo sobre hacerme hablar, averiguar de los betas que hay en el pueblo y también de algo que enciende mis alarmas, el matarme. Confiado en que eso no sucederá, de que alguien se dará cuenta de lo que sucedió, dejo marcas en el suelo, con un poco de esfuerzo rasguño a ciegas mis iniciales en lo que parece ser madera. ¿Madera?, una lámpara en mi mente parece hacerme reaccionar, el piso del sótano por el que entramos era de madera.

Por eso no hay luz, estoy en el edificio abandonado. 

No sé si sentir alegría por descubrirlo o preocuparme de que haya una docena de cazadores en el mismo edificio.

Quédate conmigo  [[STEREK]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora