Parte 27

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CAPÍTULO 25

No ha sido fácil.

He tenido que aprender a gestionar mi fuerza de licántropa pero lo he conseguido tras quince días ayudada por Aiden y Tracy que me han sometido a un entrenamiento exhaustivo.

Cae la noche.

Agarro el cabello dorado de Aiden.

-Mi amor, no tiene ningún sentido esto que he hecho.

Aiden eleva sus cejas sin comprender y hace que sus ojos me parezcan más azules.

-Yo me he convertido en loba para poder hacer el amor con el likae que deseo.

Aiden me agarra de la cintura.

Mi cuerpo se aprieta contra el suyo.

Deposita un beso suave en mis labios.

-¿Un likae al que solo deseas, no lo amas también?

-Lo amo, pero no me siento bien, hay algo en mi interior que... - frunzo los labios coquetamente - ...que me reclama.

-¿Te reclama...y qué te dice?

-Me dice " agarra a ese licántropo bobo y arráncale la ropa"

La carcajada de Aiden me acaricia los oídos.

-Te prometí que todo se haría en tus tiempos – me dice mientras una de sus manos desabrocha mi blusa.

-Ha llegado mi tiempo – respondo tajante.

Y llega.

Los labios de Aiden abandonan su suavidad y me besa con pasión, con posesión, como un hombre que reclama poseer a su mujer.

Nuestros cuerpos desnudos se tocan, se acarician, se chupan y se lamen por todas partes. Es un acto de amor pero tambiñen de culminación, de anhelos satisfechos, de ser lo que he llegado a ser, por fin, con mi compañero, con ese que me ha cuidado toda la vida sin que yo lo supiera.

Soy suya.

Él es mío.

La luna me toca la espalda. Ilumina la cicatriz que Marcus Malone me deja cuando era una niña tras su ataque. Aiden recorre mi cicatriz con su lengua. Me penetra, se mueve en mi interior, lo acojo con descontrol, con gemidos, chorreo con su cuerpo metido dentro del mío.

Terminamos agotados, exhaustos, satisfechos...

Nos abrazamos el uno al otro, felices y enamorados...

-Y lo mejor es que no he perdido mi don – digo risueña.

-Así que eso es mejor que estar conmigo – responde Aiden bromeando.

Y escucho una risita en el dormitorio...

Es la risa de felicidad de Elizabeth Malone.

FIN

En deuda con el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora