Parte 26

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CAPÍTULO 24

Ha llegado mi momento.

Reconozco que lo he estado pensando hasta el último momento. Pero no porque tenga miedo, sino porque temo que al convertirme pierda el don. Fue la búsqueda del don lo que me trajo a esta casa y poca gracia tendría que lo perdiera. Amo a Aiden, sé que si quiero estar con él debo ser una licántropa, pero me amo más a mí misma y a lo que soy, y mi vida es el mundo de las energías.

Ambos, Tracy y Aiden, me ha asegurado que no perderé el don. Logan, el joven licántropo que vive con nosotros, era capaz siendo humano de escuchar conversaciones que se producían a kilómetros, y ha seguido conservando su don.

Quiero confiar en que es así mientras Aiden toma mis muñecas y clava sus dientes en ellas. Su mordida es suave.

-Es suficiente – dice – no te inocularé más crisma.

Sé que, aunque no lo diga, el recuerdo de Elizabeth Malone está presente en él y su hermana en este momento. Todos sabemos la verdad. No fue Marcus el que acabó con su vida. Fue Dafne Marie. Pero aún así el temor siempre queda ahí.

Y caigo en un sueño profundo...

Sin que yo sea consciente del paso del tiempo estoy dos días durmiendo.

Percibo pequeñas cosas de la realidad. No de una forma contundente como lo haría si siguiera siendo humana. Las percibo de otra manera. De una forma sutil, por ejemplo, sé que Aiden no se ha movido de los pies de la cama y que Tracy entra de vez en cuando a relevarlo. Noto el olor a café que toman para mantenerse despiertos y vigilar mi sueño. Advierto con mi fosas nasales que percibo sus olores personales.

Sé que ya ha ocurrido.

Sé que ya soy una loba.

Y, de repente, una mañana de cielo soleado y brisas con olores a lavanda, abro los ojos y me incorporo en la cama con una vitalidad que nunca habñía sentido en mi vida.

El crisma me ha recorrido y tengo la fuerza de una licántropa.

Soy una de ellos.

Aiden me abraza.

-Bienvenida, mi amor.

En deuda con el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora