19 de julio, 1824
El batallón de fusilamiento alistaba sus armas, Agustín de Iturbide recitaba sus últimas palabras:
¡Mexicanos!, en el acto
mismo de mi muerte, os
recomiendo el amor a la
patria y observancia de
nuestra santa religión; ella
es quien os ha de conducir
a la gloria. Muero por
haber venido a ayudarlos, y
muero gustoso, porque
muero entre vosotros:
muero con honor, no como
traidor: no quedará a mis
hijos y su posteridad esta
mancha: no soy traidor,
no.Su fusilamiento fue público en la plaza de Padilla. Entre el público se encontraba un hombre de tez morena, ojos café oscuro,de cabello rizado y de clara afrodescendencia, nadie le preguntaba el por qué de su presencia, asumían que era para ver al traidor con el que alguna vez trabajó.
Apesar de la expresión seria que mostraba Vicente, por dentro estaba destrozado por las malas decisiones que tomó años atrás el que fue Emperador de México.El comandante dio la orden de abrir fuego contra el traidor y los disparos no hicieron esperar, su cuerpo cayó contra el suelo mientras el público vitoreaba por su muerte, la felicidad de poder ver al traidor por fin muerto no se hizo esperar para todos menos para uno. Aquel hombre que había llegado con intenciones desconocidas no mostraba la misma felicidad que los demás a su alrededor, su rostro se mantenía serio pero si se observaba con cuidado se lograría apreciar como se empezaba a deformar en una mueca intentando contener sus lágrimas, ver el cuerpo sin vida de aquel que alguna vez estuvo a su lado le dolía profundamente. La razón del por qué estaba en ese lugar era para ver si podía intervenir en ese fatal destino que le aguardaba a su compañero, para la mala suerte de ambos había llegado muy tarde para siquiera poder hacer algo.
Sin poder soportarlo más se retiró del lugar sintiendo una insoportable presión en su pecho que se expandía a cada segundo, las personas a su alrededor no notaron su ausencia debido a que ya empezaban a recoger el cuerpo inerte de Iturbide.
Esa misma tarde Vicente se hospedó en una posada cerca del centro, las personas que lo veían le saludaban con entusiasmo pero él solo podía regresarles un intento de sonrisa, que debido a todas las emociones que experimentaba se veía más como una mueca. Una vez pidió el cuarto se encerró en este por lo que restaba de la tarde recostado en la cama hecho bolita, no salió a comer ni a tomar agua, no podía encontrar fuerzas para pararse de la cama por mucho que lo intentara su cuerpo no cooperaba, aquella presión en su pecho lo superó y de sus ojos empezaron a caer finas lágrimas, poco a poco su llanto iba aumentando hasta el punto de tener que callar sus hipidos para no ser escuchado. El dolor que sentía en su corazón era insoportable, se sentía a morir y cada vez que cerraba sus ojos veía el cuerpo sin vida de Agustín.
Lloró toda esa noche hasta quedarse dormido donde en sus sueño pudo rememorar los momentos que paso con Agustín antes de su inevitable muerte.
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Más que un abrazo
Historical FictionPor favor no se tomen en serio esto, es un juego que se salió de control ☝️🤓