22.- nos perdimos para siempre

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— lamentablemente Max sufrió una amnesia, ha perdido la memoria. — dijo él doctor.

Sebastián miro a las dos mujeres a su lado, estaban en un completo shock, sin saber cómo reaccionar.

[…]

Sebastián y Mary entraron en el cuarto donde tenían a Max; el chico estaba despierto, los observo con cautela, ambos sabían que debían tratarlo con cuidado.

— ¿Quienes son ustedes? — preguntó Max
— hola Max — saludo su hermano.
— ¿Max? ¿Quién es Max? — preguntó otra vez el chico.

Sebastián vio a su mamá preocupado, Mary lo observo y rodeo la cama para sentarse del otro lado.

— eres tú mi amor — hablo Mary dulcemente — yo soy tu mamá, y él es Sebastián, tú hermano.

Max solo los miro.

—… ¿Por qué, por qué no puedo recordar nada?
— sufriste un accidente, perdiste la memoria — dijo Sebastián — pero nosotros te ayudaremos a que vuelvas a ser el de antes, que haya afuera hay mucha gente esperandote.
— ¿Y qué pasa si nunca vuelvo a ser el de antes? — preguntó el chico con un poco de temor.
— si no vuelves a ser el de antes, te ayudaremos a construir una nueva personalidad, pero seguro que vas a volver a ser el de antes.

Max sonrió y si familia también.

19 de Noviembre, 2018…
Sebastián:

Max llevaba casi dos semanas en casa, aún no podía venir a la escuela, la amnesia tenía sus etapas, había veces que ni las cosas básicas recordaba, mamá tenía que seguir trabajando así que yo era el que más lo tenía que ayudar. Los chicos también venían, Esther venía todos los días después de la escuela, me demostraba su amor siempre y le estaba muy agradecido por eso. León, Mia y Miriam venían mucho también. Max aún no recordaba nada de ellos, nuestros años de amistad y mucho menos a Mia, León me había contado que todo esto había afectado a Mia, la pobre no había terminado de recuperarse de sus problemas y ya los había hecho de lado para ayudar a Max, y seguro que si Max no hubiera sufrido ese accidente lo daría todo por ayudar a Mia, ellos eran la definición de amor de verdad.
Había días en los que Max parecía recordar algunas cosas, pero pasaban horas y ya no las recordaba, era como estar con un niño chiquito al que tienes que enseñarle cada cosa, lo bueno era que estaba tranquilo, su personalidad se quedó pese a todo, seguía siendo ese chico bueno y dulce que siempre fue.

— hijo — me habló mi mamá.
— ¿Qué pasa?
— tienes que regresar a la escuela, te estás retrasando por no ir.
— no hay problema, Esther me pasa todos los trabajos, aparte, en la escuela ya están enterados, no hay mayor problema.

Mi mamá se sentó a mi lado.

— no sabes lo agradecida que estoy porque estés haciendo todo esto por tu hermano.

Sonreí.

— cortar tu vida por él. Gracias.

La abrace.

— esto lo hago por él, para que pueda recuperar su vida y ser el mismo de antes… tengo todo si él está bien, si él es feliz, yo lo soy también. Por eso lo hago, para verlo sonreír una vez más.

Mamá estaba llorando.

— eres el mejor hijo que pude tener. Pero apartir de mañana tienes que ir a la escuela, tienes que seguir con tu vida. Max estará bien.

Mi madre no iba a ceder, así que la tuve que obedecer.
Al día siguiente me levanté y fui a la escuela, Max preguntó donde iba y tuve que responder a todas sus preguntas antes de irme, mamá le explicó que las sirvientas lo cuidarían mientras no estuviéramos. Y entonces pude partir.

Amor con Espinas: Pasado Presente Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora