|Exit Love| [DDLC/Natsuki x (Tú)]

Capitulo 9

『 ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 9 - ꜱᴇɪꜱ.ᴍᴀꜱ.ᴜɴᴏ.』

[9 de Octubre - Amanecer]

Mis pasos me llevaron sin rumbo fijo, como si mi subconsciente estuviera buscando algo que ni siquiera yo entendía, intente caminar de vuelta a casa.. Cuando la voz de alguien familiar rompió el silencio.

Levanté la mirada y allí estaba ella. Sus palabras resonaron en el aire, pero apenas las procesé.

"Que haces aquí?" Pregunte con una voz leve.

"Iba a ver cómo estabas..." Respondió con amabilidad, sus ojos reflejando una comprensión que no sabía si quería recibir.

"¿Dónde.. dónde estamos?" Pregunte, mirando a mis al rededores.

"A unos minutos de tu casa, ¿por qué preguntas?" Dijo ella, su mirada llena de preocupación mientras se fijaba en mi aspecto, ella sabia que no estaba sobrio.

Pero no le respondí.

"Me.. me preocupas, S-" Intento decir ella, pero la interrumpí.

"Cállate, por favor.. no necesito tu preocupación." Le conteste, cerrando mis puños con ira.

Ella dio un paso hacia mí, ignorando mi respuesta fría, su mirada fija en mí como si buscara algo detrás de mi fachada rota.

"¿Estás... sangrando?"  Ella preguntó suavemente, pero la pregunta penetró como una cuchilla.

La miré sin entender al principio, bajando la vista hasta mi camiseta. Allí estaba... una mancha oscura que se había secado a medias, el tono oscuro mezclándose con el negro de la tela, pero claramente visible bajo la tenue luz del amanecer.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza.

"¿Qué...?" Murmuré, llevándome las manos a la camiseta como si apenas estuviera dándome cuenta de lo que llevaba encima.

El frío viento golpeó mi rostro, pero no pudo disipar el calor repentino de la angustia que empezó a llenarme.

Las imágenes del cementerio volvieron como destellos fragmentados, borrosos, desordenados. ¿Qué había hecho? 

Ella extendió la mano hacia mí, pero retrocedí instintivamente, el miedo comenzando a crecer en mi pecho.

"Yo... no recuerdo.." Susurré, más para mí mismo que para ella. Las palabras apenas salieron, vacilantes, pero con un peso aplastante.

Ella se quedó en silencio, la tensión entre nosotros palpable. 

"Siete..." Comenzó de nuevo, su voz quebrada, pero me giré bruscamente hacia ella, con los ojos inyectados de furia.

"¡NO ME LLAMES ASÍ!" Grité, la ira explotando de manera incontrolable. 

"No sabes lo que siento... no tienes idea..." El eco de mi voz resonó en el aire muerto de la madrugada, y por un momento, todo se detuvo. Las sombras de los árboles cercanos parecían estirarse hacia nosotros, oscuras y retorcidas bajo la luz del amanecer.