El camino estaba cubierto de un abundante pasto verde, corría una suave brisa a mitad del atardecer y el paisaje se dividía en dos en el punto final y más alto del acantilado. A la izquierda se aprecian los vastos terrenos de Mondstadt y a la derecha se extiende el océano hasta el ocaso en el horizonte.
El tranquilo ambiente se vio interrumpido por un inquietante sonido que se acercaba cada vez más. Un robusto caballo se aproximaba tirando a toda velocidad de un carromato de gran tamaño. Un hombre delgado enmascarado con largo chaleco negro lo dirigía.
—¡Detente! —exigió golpeando con un látigo.
El animal se detiene usando las pezuñas delanteras dejando un rastro por en la tierra por unos metros.
—¡Llegamos!
Justo después, un cuerpo fue arrojado hacía afuera. No era un adulto ni un niño, se trataba de un joven que, al parecer, acaba de cumplir la mayoría de edad. El negro cabello corto fue despeinado por el impacto de la caída. Sus prendas tradicionales delatan que viene de Liyue. Se encontraba inmovilizado por sogas en sus piernas y brazos, mientras que sus ojos y boca habían sido bloqueados por pedazos de tela.
Unas sombras se acercaron por la abertura desde el interior del vehículo.
—Fin del camino, chico. Puedes reflexionar sobre tus errores en el tiempo que te queda.
—Dicen que aquí aparecen criaturas peligrosas. Si tienes suerte, sobrevivirás.
El joven no se movió, solo escuchó desde la tierra las palabras que le dirigían.
—Parece que ya aceptó su destino —dijo aburrido uno de ellos.
—Entonces no tenemos nada más que hacer aquí. ¡Vámonos!
El jinete enmascarado agitó el látigo, el caballo dio media vuelta tirando de la carga y comenzó a correr dejando detrás una nube de tierra.
"Ahh... ¿Cómo llegué a esta situación?", pensó Xing al encontrarse inmovilizado.
Restregó la parte trasera de su cabeza contra el suelo y logró quitarse las telas que cubrían sus ojos y boca.
—Si voy a morir aquí, al menos quiero saber dónde me encuentro.
Levantó la mitad de su cuerpo y vio el amplio paisaje. A pesar de nunca haber estado allí, sabía que se trataba de Mondstadt. Dejó caer su cuerpo de nuevo en la tierra mirando el cálido tono del cielo.
—Aún hay luz —expresó con decepción—. Me gustaría, por lo menos, ver las estrellas por última vez.
En ese momento, comenzó a percibir una leve vibración del suelo. Un montículo de tierra se formó junto a él y emergió una Megaflora. Su color era de un intenso color rojo, indicando que se trataba de una del elemento Pyro. Ya había escuchado de ellas, absorben los nutrientes de sus presas hasta no dejar absolutamente nada.
"Una muerte lenta... Qué cruel ha sido el destino conmigo."
Mientras se lamentaba, pudo sentir nuevamente otra vibración. Una segunda Megaflora Pyro brotó en su otro extremo. Unas raíces abrasadoras comenzaron a rodear su cuerpo.
"Desde la muerte de mi madre, todo ha ido de mal en peor. Al menos ahora podré reunirme con ella."
Una vez más, el suelo comenzó a vibrar.
"Creí que podría superarlo, pero es inútil... Me rindo"
De la tierra firme surgió una gran salpicadura de agua y de ella emergió una joven.
—¡Espejismo del agua! —exclamó extendiendo el brazo frente a ella.
A unos metros de ellos, se creó una ilusión compuesta de agua. Parecía ser una caricatura en miniatura. Las Megafloras soltaron a Xing y se escondieron bajo tierra para reaparecer junto a la ilusión.
—¡El destino se cierne sobre ustedes!
Antes de darse cuenta, Xing se encontraba a la mitad de un cielo estrellado. ¿Era otra ilusión o un reflejo? Había visto las estrellas muchas veces, pero lo que estaba frente a él en ese momento no tenía punto de comparación. Era un escenario hermoso que desapareció luego de unos eternos segundos.
Al desvanecerse, las Megafloras se encontraban atrapadas e inmovilizadas en burbujas rodeadas de lo que parecían ser constelaciones en miniatura. Luego de unos instantes, estas explotaron dejando caer a las criaturas, que se desvanecieron en el aire.
—Hmph. Tal y como predijeron las estrellas —alardeó la chica apartando una de sus coletas con su mano.
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El Discípulo de Mona
FanfictionXing, un joven de Liyue, es abandonado a su suerte en Mondstadt. Sin embargo, antes de encontrar su final atacado por criaturas hostiles, es rescatado por una joven que se autoproclama la astróloga del siglo. ¿Serán sus problemas banales o será dign...