Capítulo 1: Astróloga Mona Megistus

15 3 1
                                    

Por primera vez, ambas miradas se cruzaron. Al notar que el chico no decía nada, la joven se acercó a él y le quitó las sogas con las que se encontraba retenido.

—Eso estuvo cerca, ¿Estás bien?

El tono de su voz no transmitía preocupación, era indiferente. Probablemente no era la primera persona que salvaba. Así es, solo era un desconocido sin importancia más.

Xing regresó a la realidad, al mundo en el que se había rendido. Sin embargo, no podía negar que fue liberado de una muerte lenta.

—Si, estoy bien... —respondió sin energía aún en el suelo.

Ella no dijo nada tras su respuesta. El silencio invadió el punto más alto de aquél acantilado por varios segundos hasta que perdió la paciencia.

—Aún estoy esperando.

—¿Esperando? ¿Qué cosa? —cuestionó sin dejar de mirar al cielo.

Una vena apareció sobre su frente.

—¡Tu agradecimiento, obviamente! ¡Cuando alguien te salva la vida, lo normal es dar las gracias, ¿Sabes?!

—Supongo que tienes razón... pero no debiste hacerlo.

Tras oír esas palabras, su enojo se fue. La chica no supo qué responder, pues dicha respuesta iba en contra del instinto de supervivencia de los seres vivos... y de los principios del mundo que ella conocía.

—¿Y eso qué significa?

—Ya no tengo un lugar al cual pertenecer, ni nadie... que espere mi regreso —agregó cubriendo sus ojos con uno de sus brazos—. Creí que podía seguir adelante, pero un solo error me llevó a esta situación... Solo quiero que esto acabe.

Xing escuchó pasos acercándose a él. Luego, un sonido que evocaba agua y magia a la vez. Sintió haber tocado fondo, por lo que, a pesar de su curiosidad, no se animó a mostrar su rostro a la desconocida.

Ella dio un suspiro y se inclinó hacía él.

—Por Los Siete, nunca entenderé por qué las personas llegan a esa conclusión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Por Los Siete, nunca entenderé por qué las personas llegan a esa conclusión. Dejan que la depresión los domine y pierden de vista todo lo demás. Es un despropósito.

Xing ya no tenía ánimos para responder.

—Escucha, en el pasado he intentado detener a varias personas de seguir su camino porque han escogido una senda que los lleva a la oscuridad. Sin embargo, eres la primera persona que se niega a avanzar a pesar de que su destino es brillante.

Esas últimas palabras lograron captar la atención de Xing, quien reveló su rostro, pero aún se negaba a levantarse.

—¿Brillante dices? ¿Y cómo sabes eso?

—Eché un vistazo rápido a tu destino y he visto una cosa. Que aún tienes un camino por delante. Claro, si decides levantarte y continuar. En caso contrario, perecerás aquí en menos de un día.

El Discípulo de MonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora