Capítulo 2: Destino Brillante

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Bajo la luz de la luna, ambos caminaban cuesta abajo dejando atrás el punto más alto del acantilado.

—Toda esa conversación hizo que se me olvidara preguntar tu nombre —admitió Mona.

—Soy Xing... Vengo de un pequeño pueblo en Liyue.

—Con que Liyue, ¿eh? Ya he estado ahí, es un lindo lugar... ¿Y cómo llegaste hasta aquí?

Se quedó en silencio por un momento y desvió la mirada.

—Digamos que fui reclutado por una... organización bastante grande y terminé siendo asignado a una de las divisiones de esta nación.

—¿Por casualidad esta "organización" son los Fatuis?

—¿Cómo lo supiste? —preguntó sorprendido.

—Me permitiste ver tu pasado hace un momento, ¿Recuerdas?

—Cierto...

—Ya que no intentaste ocultarlo, te diré algo interesante. Las mentiras no sirven de nada ante la astrología. No solo el destino, sino también la verdad están escritos en las estrellas.

Ante esa aclaración, Xing se preguntó qué sentido tenía hacerle esas preguntas si ya conocía las respuestas de antemano

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Ante esa aclaración, Xing se preguntó qué sentido tenía hacerle esas preguntas si ya conocía las respuestas de antemano. Solo pudo llegar a la conclusión de que Mona estaba poniendo a prueba su honradez.

—Es increíble

—Si, ¿Verdad? —exclamó con un gesto orgulloso—. Dicho eso, no me resulta difícil creer que esos cretinos se aprovechen de gente honesta como piezas de usar y tirar.

—¿Los conoces?

—Sería raro no conocerlos. Aunque no puedo culpar a alguien que nunca ha salido de su pueblo por ser engañado por ellos.

"Mi maestra no se contiene con las palabras.", pensó Xing.

—Ya he tratado con ellos antes. Son una organización proveniente de Snezhaya con una fuerza militar envidiable en las siete naciones. Son temidos, pero también despreciados. Imagino que ya sabes de primera mano el por qué.

—Sí, eso ya me quedó claro.

Xing notó que su maestra cerró las manos con fuerza. Al parecer, hablar de ellos la puso de mal humor.

—C-cambiando de tema. ¿Cómo es la ciudad de Mondstadt?

Encontraron el inicio de un sendero y comenzaron a seguirlo en su camino de regreso.

—Ve a tu derecha —indicó Mona.

Xing divisó un paisaje que nunca hubiese podido ver en su región natal: verdes llanuras abiertas hasta donde sus ojos podía ver. Árboles complementaban el panorama y montañas los horizontes. A lo lejos, un gigantesco lago se apreciaba y, en medio, una larga isla conectada a tierra firme por un puente de piedra.

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⏰ Última actualización: 3 hours ago ⏰

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