Manuel miró a Camila, su rostro lleno de emociones conflictivas. Las palabras se agolpaban en su garganta mientras sus pensamientos giraban en torno a Lucero y su pequeño. Era un hombre dividido, atrapado entre la lealtad a su familia y la conexión que había formado con una mujer que le ofrecía comprensión en un momento de desesperación.
M: Camila, yo… (comenzó, su voz temblando) Tienes que entender que estoy aquí por razones muy complicadas. Mi vida en México está llena de peligros, y no quiero arrastrarte a ello. Hay alguien que amo, y siempre lo haré.
Los ojos de Camila se llenaron de tristeza, pero su expresión se mantuvo firme. Había estado esperando esa respuesta, aunque no había dejado de alimentar la esperanza de que él sintiera lo mismo.
C: Lo sé, Manuel. Pero no puedo evitar lo que siento. Has sido una luz en mi vida. Cuando llegaste, estaba perdida en mi propia oscuridad, y me diste una razón para sonreír de nuevo.
Manuel sintió un nudo en el estómago. Era cierto que Camila había traído alegría a su vida, pero no podía permitir que sus sentimientos lo distrajeran de la realidad de su situación. La última cosa que quería era poner en peligro a alguien más.
M: Tienes que ser cuidadosa, Camila. Mi vida no es segura. Hay personas que buscan hacerme daño, y no quiero que te veas involucrada. Es por eso que tengo que mantener la distancia.
Camila asintió, reconociendo la sinceridad en sus palabras, pero el dolor en su corazón seguía ahí. No quería perderlo, pero tampoco podía obligarlo a sentirse de una manera que no era genuina. Sin embargo, sabía que, en el fondo, él luchaba contra algo más grande que ambos.
***
Mientras tanto, en México, Lucero estaba decidida a encontrar a Manuel. Después de hablar con jorge, comenzó a investigar más sobre su esposo, indagando en sus viejos contactos y amigos. Quería respuestas y no iba a rendirse. Sabía que algo oscuro lo había atrapado, pero no tenía idea de la magnitud del peligro al que se enfrentaba.
Una tarde, mientras revisaba algunos documentos en su casa, recibió una llamada inesperada. Era un número desconocido, pero su corazón latió con fuerza en el pecho.
L: Hola? ( dijo, con un nudo en la garganta)
—Lucero, soy yo. (La voz al otro lado era familiar, y su corazón se aceleró) Soy Manuel.
Las lágrimas brotaron en sus ojos al escuchar su voz. Era un alivio y una tormenta de emociones al mismo tiempo.
L: Manuel! Dónde estás? Te he estado buscando. Estás bien, verdad?
M: Estoy… tratando de estar bien. (Él suspiró, y Lucero pudo notar la carga en su voz) Tengo que explicarte muchas cosas, pero no puedo hablar aquí. Están escuchando.
La ansiedad llenó el aire, y Lucero sintió que la tierra se desvanecía bajo sus pies.
L: Qué quieres que haga? Te necesito aquí, Manuel! Nuestro hijo te necesita.
M: Lo sé, amor. Pero no puedo volver. No puedo arriesgarme a ponerlos en peligro. (La voz de Manuel era un susurro angustiado) Tengo que asegurarme de que estés a salvo. No puedo arriesgarme a que ellos te encuentren.
L: A quiénes te refieres? Qué ha pasado? (Preguntó, desesperada)
Manuel dudó, como si las palabras se le atascaran en la garganta. Finalmente, habló con voz baja.
M: Hernández y su gente. Me metí en algo de lo que no puedo salir fácilmente. Intenté cortar la relación, pero no les gusta que se les dé la espalda. Ahora están buscando a quienes amo para hacerme daño.
Lucero sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. El miedo por su familia la abrumó, y la certeza de que necesitaba hacer algo la consumía.
L: Manuel, tienes que dejar todo esto. Ven a casa. Podemos encontrar una forma de solucionar esto juntos.
L: No puedo, Lucero. Lo he intentado. La única forma de protegerte a ti y a José manuel es mantenerme lejos. Estoy armando un plan, y te prometo que todo saldrá bien. Solo necesito que confíes en mí.
El silencio que siguió fue ensordecedor. Lucero cerró los ojos, tratando de contener las lágrimas. Sabía que él estaba tratando de hacer lo correcto, pero el dolor de la separación se hacía cada vez más fuerte.
L: Te amo, Manuel. No puedo seguir así. No sé cómo, pero voy a encontrarte.
M: No lo hagas. No te pongas en peligro por mí. Prométeme que te mantendrás a salvo, por favor. (Su voz era intensa, cargada de preocupación)
L: Lo prometo (respondió, aunque en su interior sabía que haría lo que fuera necesario para traerlo de vuelta)
***
En Francia, las noches se volvían más frías, y Manuel luchaba con su propia lucha interna. Mientras se sumía en sus pensamientos sobre Lucero, se sentía cada vez más consciente de la creciente conexión con Camila. Ella había estado allí, en sus momentos más oscuros, y su bondad lo había tocado de una manera inesperada.
Una tarde, mientras paseaban por el mercado local, Manuel sintió que las cosas se complicaban. Camila había estado a su lado durante semanas, y su presencia comenzaba a ser un faro de luz en medio de la oscuridad que lo rodeaba. Sin embargo, cada sonrisa que compartían lo llenaba de culpa.
C: Manuel, estás bien? (preguntó Camila, mirándolo con preocupación)
Él sonrió, pero no podía ocultar la tristeza en su mirada.
M: solo estoy pensando en lo que dejé atrás.
Camila se detuvo, lo miró con comprensión.
C: No tienes que cargar con eso solo. Si necesitas hablar, estoy aquí.
Las palabras de Camila le ofrecieron un respiro, y, por un momento, se permitió dejar caer las barreras que había construido alrededor de su corazón. Sin embargo, sabía que su vida estaba al borde de un precipicio. Las sombras del pasado seguían acechándolo, y la batalla que tenía por delante lo acechaba.
Una noche, mientras Manuel se preparaba para un encuentro con Hernández y sus hombres, sintió que era el momento de enfrentar su pasado y proteger a su familia de una vez por todas. Su mente giraba en torno a la idea de que podía encontrar una forma de liberarse de la mafia y, al mismo tiempo, proteger a Lucero y a su hijo
Al día siguiente, Manuel se encontraría con sus enemigos. Sabía que ese encuentro podría ser la última oportunidad para recuperar su vida. El peso de las decisiones lo inundaba, y en su mente resonaban las palabras de Lucero: "Te amo". Ese amor le daría la fuerza necesaria para enfrentarse a la tormenta que se avecinaba.
Mientras tanto, Lucero se encontraba en un punto de no retorno. Decidida a encontrar a Manuel, contactó a jorge nuevamente, convencida de que juntos podrían descubrir más sobre la situación.
L: jorge, necesito que me ayudes a encontrar a Manuel. No puedo seguir así sin él.
Jorge dudó, pero finalmente asintió.
J: De acuerdo. Hay alguien a quien puedo llamar. Un viejo amigo que podría tener información sobre su paradero.
Lucero sintió que la esperanza comenzaba a florecer en su pecho, pero también sabía que estaba entrando en un terreno peligroso. Sin embargo, su amor por Manuel era más fuerte que cualquier temor que pudiera enfrentar.
Así, el destino de todos comenzaba a entrelazarse de nuevo, cada uno moviéndose hacia un inevitable enfrentamiento que podría cambiar sus vidas para siempre.
Helouuuu, aquí un nuevo capítulo. Espero les guste, no olviden votar y comentar. Xoxo💋
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Abismo
FanfictionManuel, atrapado entre el amor de su vida y el peligro que los acecha, se enfrenta a la decisión más difícil. Entre el amor y el peligro, ¿podrá Manuel salvar lo que más le importa, o lo perderá todo?