Miércoles 4 de Septiembre del 2024
Después de la clase de contabilidad, el aula se llenó de murmullos y risas mientras los estudiantes se preparaban para salir al receso. Sentí una mezcla de ansiedad y emoción, un nudo en el estómago que no podía ignorar. Miré a mi alrededor y, como si mis instintos me guiaban, busqué a Ángel entre la multitud.
Al cruzarme con él, mi corazón dio un vuelco. Estaba de pie en la entrada del aula, conversando con un grupo de compañeros. Cuando me vio, dejó a los demás y se acercó, su mirada cargada de esa confianza que me hacía sentir atrapada entre la fascinación y el temor.
"¿Lista para el almuerzo?" Me preguntó, con una sonrisa que me hizo sentir como si el mundo se detuviera por un instante.
"Sí, pero... " Titubeé, sintiendo que había algo más que necesitaba abordar. Decidí aprovechar el momento y ser valiente. "Quisiera saber, ¿Qué tal tu hermano?"
Ángel frunció el ceño, y la luz de su sonrisa desapareció tan rápido como había llegado. "No hagas demasiadas preguntas. Deberías mantenerte alejada de él y de mi familia en general. Es mejor así."
Sus palabras fueron como un balde de agua fría. Sentí que el suelo se desvanecía bajo mis pies. "Pero, Ángel... "mi voz se entrecortó mientras intentaba procesar lo que acababa de escuchar.
"Es por tu propio bien." Interrumpió, con un tono que no admitía discusión. Se dio la vuelta y se dirigió hacia la cafetería, dejándome con una mezcla de confusión y desasosiego.
Mientras caminaba tras él, mis pensamientos giraban en torno a la tensión que había entre nosotros. La atracción que sentía por Ángel se entrelazaba con el miedo a lo desconocido. ¿Qué había detrás de su advertencia? ¿Qué secretos guardaba su familia?
~
Después de la fría interacción con el chico Fuchs, sentí que la decepción me llenaba. Caminé hacia la cafetería, intentando sacudirme la sensación de desasosiego. Me dirigí a la barra, donde una vitrina desbordante de dulces me tentó. Mis ojos se posaron en las donas de chocolate, glaseadas y esponjosas, y sin pensarlo mucho, pedí una junto con un café con leche bien caliente. Quizás un poco de azúcar ayudaría a endulzar la amargura del día.
Me alejé de la cafetería con mi bandeja y me dirigí al mismo salón al que había ido el primer día, que resultó ser el 6D, uno de los menos utilizados. Sentí su mirada desde uno de los rectos asientos, mientras me alejaba de la sala donde todos comían.
Busqué un asiento al fondo y me senté en una mesa en la esquina, disfrutando del silencio. El chocolate de la dona se derretía en mi boca, pero ni siquiera eso lograba levantarme el ánimo. Sumida en mis pensamientos, casi no me di cuenta cuando la puerta del salón se abrió.
Dos estudiantes entraron, un chico y una chica, ambos de piel oscura y ojos color aceituna, con rasgos muy similares. Se miraron entre sí antes de acercarse a mí. Parecían simpáticos, pero no tenía ganas de compañía.
"¿Te importa si nos sentamos aquí?" Preguntó la chica con una sonrisa amistosa.
La miré por un segundo, y aunque dudé, terminé diciendo:
"Claro, no hay problema."
Se sentaron frente a mí. Nos miramos en silencio por un momento, hasta que la chica rompió el hielo.
"Soy Gïna, y él es mi hermano, Frëd." Dijo finalmente, rompiendo la tensión con su tono cálido.
"Soy Emily." Les respondí, intentando devolver la cortesía con una pequeña sonrisa.
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Voces en la noche
Научная фантастикаEmily se mete cada vez más en un caso que otra vez, no le corresponde. Contiene lenguaje violento, contenido explícito y probablemente sexual. El primero de tal vez, muchos libros. Quien sabe...