La cocina era el corazón de nuestro hogar, una mezcla perfecta de modernidad y calidez familiar. Con su diseño contemporáneo, cada rincón parecía estar cuidadosamente pensado. Los estantes flotantes sostenían un variado surtido de especias y tarros de cristal, mientras que las amplias ventanas permitían que la luz natural inundara el espacio, creando un ambiente acogedor. En el centro, una isla de la cocina, brillante y elegante, servía como el lugar perfecto para trabajar y disfrutar de las comidas. Sin embargo, el florero gigante que ocupaba un lugar prominente en la mesa le devolvía esa magia especial que solo mi mamá podía aportar. Estaba lleno de flores frescas, un recordatorio de su amor por la naturaleza.
Mientras admiraba la belleza de mi cocina, cortaba porciones de tarta, hice dos, porque éramos muchos. Un pedazo para cada uno, y el que quiere más, se le sirve luego, modales que aprendí desde niña. Corté un trozo para mí, y lo coloque en un plato de té. Otro para mi hermano que me miraba expectante, uno para cada uno de mis papás. Oh y.. uno para Ángel, que estaba sentado en uno de los taburetes altos de la isla, de madera barnizada oscura con el almohadón de un color azul marino, acentuaba la calma junto con sus otros tres iguales. Me miraba como si fuera un niño y su mamá le está haciendo papas fritas, adorable...
¿Qué como llegué acá? Te actualizo... cuando el chico Fuchs me invitó a su casa, lo pensé por un momento, y debido a mi responsabilidad con mi mamá, decidí que era hora de llamarla, y que me de una mano. "Hola... ¿mamá? ¿Está bien que Ángel venga a casa?", pregunté, sintiendo un ligero nerviosismo. "Claro, Emilia, será un placer verlo de nuevo". Sentí la sonrisa cómplice de mi madre del otro lado del teléfono, justo cuando agregó "Hacele una tarta de manzana, no seas mala", y pegó una carcajada.
Al colgar, el chico me mencionó que me llevaba él en su moto, que dejara mi scooter en el estacionamiento de la secundaria. "Hay cámaras, si alguien toca algo, se va directo a la policía", me dijo, y su tono de seriedad me hizo sonreír. Sin embargo, no podía dejar pasar la oportunidad de disfrutar del paseo en su Hayabusa.
El viento acarició mi rostro mientras atravesábamos la avenida, cruzando el puente sobre el río Fulda. Me abracé a Ángel con fuerza, sintiendo la emoción y la adrenalina del momento. Al mismo tiempo, protegiendo la caja de zapatos que llevaba escondida bajo mi abrigo. Era como un pequeño secreto, un tesoro que esperaba compartir con él.
Al llegar a la casa, lo dejé jugando en la PlayStation 5, inmerso en su mundo de videojuegos, mientras yo me dirigía a mi cocina. Empecé a preparar la masa de la tarta, sintiendo la textura suave entre mis manos. Con cuidado, corté las manzanas en rodajas finas, asegurándome de que cada una fuera perfecta. Luego, rellené la masa ya amoldada con las manzanas, esparciendo un puñado de azúcar por encima, imaginando cómo su dulzura haría que cada bocado fuera especial.
El aroma de la tarta horneándose, inundó la cocina en poco tiempo, entrelazándose con el sonido del videojuego que se escuchaba desde la sala. La mezcla de olores y sonidos creaba un ambiente cálido, un refugio que compartía con Ángel. Era un momento simple, pero perfecto.
Mientras la tarta terminaba de hornearse, el aroma dulce y cálido llenaba la cocina, así que decidí preparar un par de cafés para ambos. Vertí el agua en la cafetera, y un poco de café en su respectivo compartimento. Una vez el café estuvo listo, lo serví en las tazas, sintiendo la calidez del vapor en mi rostro y me dirigí a la sala donde Ángel, ya había vuelto a su juego, luego de ir por un momento a mirarme a la cocina. Me senté a su lado en el sofá, riéndome de su concentración y de las pequeñas expresiones que hacía mientras jugaba.
Pasamos la siguiente hora inmersos en el juego, disfrutando de la competencia amistosa. Las risas llenaban la habitación mientras discutíamos estrategias y celebrábamos cada victoria, incluso las más pequeñas. En esos momentos, la conexión entre nosotros se volvía más fuerte, como si el tiempo se detuviera en un ciclo de diversión compartida.
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Voces en la noche
Science FictionEmily se mete cada vez más en un caso que otra vez, no le corresponde. Contiene lenguaje violento, contenido explícito y probablemente sexual. El primero de tal vez, muchos libros. Quien sabe...