DIARCO / Enzo Fernández X Julian Álvarez

CAPÍTULO 2: "Turromantiko"

CAPÍTULO 2: Turromantiko.

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Días después...

Julian no había vuelto a ver al turrito, y tampoco tuvo suerte buscándolo en las redes sociales (sólo lo busco en Facebook) al no encontrar nada, ya que ni el apellido sabía, se rindió, decidió hacer como si nunca pasó nada y así transcurrieron sus siguientes días.

Trabajando. Juntándose un par de veces con sus amigos. Y saliendo a un par de joditas.

Hoy era lunes.
Y Julián tenía una resaca de la puta madre, pero sin embargo tenía que ir a laburar.

Hasta que su mamá entró sin tocar la puerta a su habitación.

—Juli hijo, levántate, que tenes que irte.-le dijo apurada poniéndose su camperon.

El castaño no entendió nada, nisiquiera eran las nueve, se fijo en su celular y eran apenas las ocho de la mañana.

—Mamá son las ocho, yo entro a las diez. -dijo con voz rasposa. Uh, no tuvo que haber cantado a los gritos esos temas de dalila.

—Vestite juli, que me vas a acompañar al diarco mi vida.

Julián termino de escuchar la oración y se paró rapidísimo. Se le fue la resaca y el sueño, hasta su mamá se sorprendió.

Salió de la habitación y fue a esperarlo a abajo en el living.

En menos de media hora Julián estaba bañado, con su mejor ropa, y perfumadito.

—Ah buenooo. -dijo su mamá riéndose por el suceso. —Gracias a Dios te levantaste sin armar un escándalo vos.

Julián no respondió, fue a preparar mates, y ahora si le hablo. —Viene el papá a buscarnos o vamos en uber; así pido?

Su mamá lo dudó pero respondió. —Pedí un uber nomas hijito, tu papá me dejó la tarjeta para comprar.

Julián le hizo caso, preparo el mate, pidió el uber y esperaron tranquilamente.

Hasta que el coche llegó.

                         ~♡~

Enzo llegó al super a las 07 de la mañana, le avisaron que como era lunes iba a empezar a entrar a ésa hora, para poder organizar y llenar los grandes estantes. Por suerte le habían enseñado a usar las máquinas que eran para mover las cajas en las partes mas altas. Y así paso su primera hora de la mañana, organizando, ordenando, sacando cajas vencidas y demás.

La mañana estaba siendo agitada en el supermercado, los carritos crujían y los clientes apurados buscando lo que necesitaban. Enzo, nuestro reponedor, estaba en la sección de productos enlatados, organizando las estanterías, cuando de repente, al girar, se topó con Julian, el chico que lo había flechado hace unas semanas.

Él, con su sonrisa despreocupada y su cabello desordenado, estaba eligiendo algunas latas de sopa. Enzo sintió como su corazón se aceleraba. Se quedó un segundo paralizado, pero luego se armó de valor.

—¡Hola! —dijo, tratando de sonar casual, aunque su voz tembló un poco. "Faaa, que trolo soy" pensó.

—¡Hola! No te habia visto —respondió Julián, sorprendido.