4. Admiración.

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Me ve con rabia, quizás le molesto que la cuestionara

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Me ve con rabia, quizás le molesto que la cuestionara.

—Por que al ver el humo corrí contigo a casa, cuando me acerqué al jardín vi como todo ardía en llamas, el olor era inefable. Al voltear a la entrada estaba su camioneta.

—¿La camioneta de quién?

—De tu abuela, junto a sus hombres de seguridad.

—Con el que te veías a escondidas....

—¡Si! El también estaba ahí.

Rompe en llanto y cae en su cama, yo también estaba muy triste.

—Lo que no logro entender es que tiene que ver ese señor que vino, ¿por qué lo odiabas tanto?

—Porque él fue en la primera persona que pensé en llamar para que nos ayudara.

—O sea, que era bueno, confiaste en él.

—Eso pensaba, él era muy amigo de tu madre. Siempre se mostró muy cercano a ella, pero era difícil sostener mi teléfono con mis manos temblorosas, estaba desesperada, no entendía lo que pasaba, no sabia que hacer, cuando por fin logre encontrar su contacto le llame, mientras su celular timbraba volví a mirar a la casa y el salió de ahí.

—¿De la casa en llamas?

—Si, salió por la puerta de atrás.

—El y tu me dicen que era gran amigo de mi madre, tal vez el llego a buscarla y al ver lo que sucedía y escuchar gritos intento salvarlos.

—Nora, tienes que dejar de ser tan ingenua, ¡las casualidades no existen en el mundo real! El salió de la casa con un bidón de gasolina en sus manos, la casa humeaba mucho y el salió con poco humo en su cuerpo. Apenas salió de la casa solo empezó a correr alejándose de ahí, ¡él fue quien los quemo por orden de tu abuela!

Estaba asombrada al oírlo todo.

—Por eso sabía que habíamos sobrevivido al incendio, ¡por tu llamada perdida en su celular!

—Exacto, es por eso que debemos irnos de aquí lo antes posible.

Comienza a sacar la ropa de closet con desesperación.

—Espera. —tarto de detenerla, pero era inútil, ella estaba muy alterada—. ¿Cómo llegamos a esta casa, por qué vinimos aquí?

Continúa empacando.

—¡Madre! ¿Por qué esta casa, por qué aquí?

—Cuando vi lo que sucedía sabia que no quedaba nadie en quien pudiéramos confiar y yo debía protegerte de la forma que fuera, tu viva representabas un peligro para ellos, podrías reclamar todo su dinero y las empresas. Cuando supe que había cometido el error de llamarle al asesino, supe que le había dicho que aun seguías con vida y tenia que esconderte de ellos, pero no sabía dónde ir, te llevé a un pequeño almacén que tenia tu padre del cual nadie sabía.

La casa de las rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora