BoB (drafts) es una colección de one shots que amplían el universo de "bend over boy".
Este conjunto de historias cortas es mi manera de invitarlos a explorar aspectos inéditos y curiosidades que no encontraron cabida en la historia principal. Cada...
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GP de Monza 2024.
Mientras caminaba por el garaje de Ferrari, cada paso se sentía más pesado que el anterior. La familiaridad de las paredes rojas y el ruido constante de los mecánicos trabajando eran ahora un recordatorio constante de mi vida y de mi lucha. A pesar de que era el campeón actual, ahora me encontraba atrapado en una serie de carreras decepcionantes, y la sensación de insuficiencia me seguía como una sombra.
Las miradas de mis ingenieros y mecánicos eran un mar de expectación.
La temporada avanzaba a toda velocidad, y, para mi frustración, Mercedes estaba dominando el campeonato. Lewis y George estaban haciendo un trabajo excepcional, acumulando victorias, mientras nosotros intentábamos recuperar el terreno. Era difícil de digerir, especialmente porque había llegado a ser campeón el año pasado, y ahora me sentía atrapado en un ciclo de decepciones.
Cada mirada y cada susurro en el paddock eran constantes recordatorios de que esperaba más de mí mismo, que debía demostrar que podía liderar y volver a la cima.
Pero no podía negar que mis últimas carreras habían sido frustrantes, y con la llegada de Monza, la presión era abrumadora. Mi corazón latía con fuerza, no solo por la emoción de la carrera, sino por la carga de expectativas que pesaba sobre mis hombros. La sensación de que no estaba cumpliendo con mi papel era como un peso constante, una sombra que me seguía a cada paso.
Todos estaban esperando que entregará resultados, que liderará al equipo de nuevo hacia la victoria. En las últimas semanas, había sentido la presión crecer, un peso aplastante sobre mis hombros. Cada vez que subía al coche, el motor rugiendo a mis pies, la emoción se mezclaba con la ansiedad. Sabía que todos confiaban en mí, pero lo que más me angustiaba era la decepción que sentía en mí mismo.
Un susurro de risa interrumpió mis pensamientos.
Volteé y vi a Saya en su uniforme de Mercedes, caminando con confianza. Se paseaba con esa sonrisa burlona que a veces me sacaba de quicio pero que en ese momento me parecía una especie de salvavidas. La decepción pesaba más que el casco, pero cuando vi, algo dentro de mí cambió, aunque fuera solo por un instante.
Su presencia era un alivio. La forma en que siempre lograba hacerme sonreír contrastaba con el tumulto que sentía por dentro. Ella podía hacer que olvidara, aunque solo fuera un instante, las expectativas y la presión, pero también me recordaba cuánto necesitaba rendir.
Recordé cómo había llegado a este punto. La temporada había comenzado con promesas de grandeza, y había trabajado incansablemente para ser el mejor. Pero a medida que las carreras avanzaron, me encontré en un ciclo de errores y oportunidades perdidas.
Las críticas de los medios, las decepciones de los aficionados y el silencio de mi equipo me golpeaban como un vendaval.
Era como si estuviera en un laberinto del que no podía salir.
