Capítulo 02

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En la salida me ví obligada a salir corriendo del lugar, sobretodo porque mi taxi ya me estaba esperando, porque no hice amigas, porque tengo la falda llena de pintura roja y porque Lee Soo-Ho se me acerca con paso firme y decidido, parece que quiere hablar conmigo. Pero yo aún no.

Me cubrí la cara con un cubrebocas y me quité el gafete que se encuentra sobre mi saco, para poder guardarlo, escondiendo un poco más mi cara y corriendo hacia el auto fuera del instituto.

Qué vergüenza tan grande acabo de pasar.

Subí al auto, pidiéndole al conductor que arranque de inmediato y me lleve al lugar indicado en la aplicación, viendo cómo Lee Soo-Ho se detiene a tan sólo unos pasos del auto mientras me mira con mucha atención.

Yo también me le quedé mirando, pero lo perdí de vista en cuanto el auto comenzó a avanzar. Sólo espero que no consiga mi número en la escuela, de verdad necesito hablar con él en privado y en persona.

Y respecto a lo de mi falda, unas niñas quisieron jugarme un mal chiste y durante la clase de artes sin querer derramaron pintura roja en mi asiento, pero yo no me había dado cuenta y cuando me senté fue cuando me avisaron de lo que había pasado. Escuché que un chico que se sienta al fondo se rió un poco, molestándome, pero no hice nada al respecto por la vergüenza de que pensaran que me manché de sangre en vez de pintura. Cómo odio que pase eso.

Lo peor fue que esto pasó antes del almuerzo, así que tuve que quedarme sentada en mi lugar el resto del día y ahora me muero de hambre y quiero ir al baño. Ah, otras razones más para haber salido de la escuela corriendo.

Una vez que llegó el chófer a mi casa, yo me baje de inmediato sabiendo que el pago había sido con tarjeta. Escuché a mis padres llamarme, pero no les presté atención y corrí de inmediato a cambiarme y lavar mi falda. Es la única que tengo así que tengo que mantenerla limpia.

Odio los primeros días de escuela, siempre me pasa lo menos esperado y las mayores vergüenzas de mi vida.

Al terminar todo, salí para poner a secar mi ropa y poder usarla mañana. Aunque también tendré que plancharla.

Volví a entrar, escuchando a mis padres volver a llamarme.

—Nova-Lee, ven a sentarte ya está lista la comida —me dijo mi padre con una sonrisa, a veces siento que mi padre se interesa un poco más que mi madre por mí pero sé que no es así porque él sabe tanto como yo que no soy su hija de sangre.

Sí, papá, gracias —hablé en español, sabiendo que me entiende a la perfección.

—¿Cómo te fue en la escuela? —me preguntó fingiendo interés mientras mi mamá come sin mirarme.

Sin importarle, realmente. Creo que el hecho de que mi padre biológico nos haya abandonado y el que yo me parezca a él la hace odiarme.

Bien —mentí—. Aún no hago amigas, pero parece que a algunas les caí bien —comenté recordando a Ju-Kyung, fue muy linda y agradable conmigo. Continúe comiendo, sabiendo que eso sería todo por hoy por parte de ambos. Me acabé mi comida pensando en la tarea pendiente para el día y la semana que tengo que realizar, por lo que no dije nada más y al final sólo me levanté para lavar mi plato e ir a hacer la tarea a mi habitación.

Subí las escaleras permaneciendo descalza, entre a mi habitación y saqué mis libretas para comenzar a escribir. A veces odio la escuela.

Al siguiente día, me levanté temprano y tomé mi uniforme del tendedero para poder plancharlo, logrando tenerlo listo

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Al siguiente día, me levanté temprano y tomé mi uniforme del tendedero para poder plancharlo, logrando tenerlo listo. Una vez me lo puse, comencé a desayunar y reuní todas las libretas necesarias para el día de hoy.

Mire aquel sobre que descansa sobre mi escritorio, notando una tarjeta negra con mi número en letras blancas y mi casco completamente negro a un lado. Con decisión, tomé las tres cosas, manteniendo el casco en mi brazo y guardando lo demás en mi mochila. Lo mejor es que le diga de una vez, no tengo duda de que va a ser peor conforme pase el tiempo en esta escuela.

Salí de la casa, notando la hermosa moto estacionada en la entrada de mi casa.

—Esto va a ser muy divertido —murmuré para mí misma con una sonrisa.

Me coloqué el casco, tome las llaves y las inserte para poder subir a mi moto y comenzar a manejarla en dirección de la escuela. En el camino, me encontré con alguien que también llevaba moto, lo que se me hizo curioso fue que llevaba la misma chaqueta de la escuela que yo. Por lo que ambos nos paramos en un semáforo estando a la misma altura, nos volteamos a ver probablemente pensando en lo mismo y ambos comenzamos a acelerar las motos esperando a que el semáforo cambie.

Una vez se puso en verde, ambos aceleramos y comenzamos a correr, tal vez él pensando que sólo va a ser hasta el próximo semáforo, pero ninguno se detuvo al ir hacia el mismo lugar. Algo que alteró a todos los alumnos porque ambos íbamos a gran velocidad.

Yo me detuve de un golpe en el estacionamiento, viendo que al otro se le dificulta hacer lo mismo. Una vez se detuvo, yo me baje y acomodé el uniforme, notando que el de la otra moto es uno de mis compañeros: Han Seo-Jun. Este se me quedó mirando con curiosidad, notando la falda de mi uniforme y la pequeña cintura que se me nota con el uniforme, luego me quité el casco sacudiendo mi cabello para que se acomodé. Su rostro mostraba sorpresa, una moto tan grande y veloz siendo manejada por la nueva alumna extranjera, delgada y pequeña.

—¿Esa es tu moto? —me preguntó sorprendido, yo simplemente asentí—. ¿Segura que no te la robaste? —cuestionó, yo sólo negué observando su notable preplejidad en el rostro.

Sí, esa es la impresión que siempre les doy a las personas. Sobretodo manejando con simpleza y diversión una Kawasaki Ninja H2r, una hermosura de motocicleta.

—Yo gané la carrera, Han Seo-Jun, me debes algo; yo te aviso cuando me lo hayas pagado —exclamé sonriendo con burla y desabrochando mi mochila de la parte de enfrente, algo que me ayuda a que no se caiga ni me desequilibre.

Seguí mi camino hacia el interior de la escuela, escuchando un quejido por parte del chico ante mis palabras. Seguí mi camino, en dirección del salón de clases notando las miradas de todos sobre mí y escuchando sus murmullos acerca de mi llegada en este momento. Sin embargo, yo no le tomé importancia al asunto y seguí actuando con indiferencia.

Al llegar, todos mis compañeros empezaron a hacer lo mismo, pero yo sólo me senté en mi lugar y saqué mis libretas teniendo mucho cuidado de no maltratar el sobre que descansa dentro de mi mochila. Peeeerroo... la presencia de otra persona más cerca de mi lugar interrumpió mis pensamientos acerca de cómo puedo entregárselo; esta otra presencia me dejó en mi lugar un jugo de fresas azules, noté su brazalete en su muñeca, pero yo sólo tome el jugo entre mis manos y lo mire con atención viendo la cara impaciente de Han Seo-Jun.

—Gracias por el detalle, pero la verdad no me gustan —le dije con una sonrisa simpática—. Te avisaré cuando me hayas pagado lo que me debes —anuncié escuchando un suspiro de su parte y alejándose de mí, por lo que yo sólo me recosté sobre le mesa esperando a que el profesor llegue.

¿Cómo se lo digo?

¿Cómo se lo digo?

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Tristezas verdaderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora