En una ciudad totalmente habitada por sobrenaturales con poderes de todo tipo, 2 familias en específico estaban en constante conflicto por sus riendas, sin embargo, la situación era muy diferente para sus hijas.
Park Yoohyeon, una sobrenatural con...
Minji se encontraba en su cuarto usando su teléfono mientras Haram recorría la habitación sin poder creer cuánto había cambiado la chica con la que siempre estuvo obsesionada.
—¡No sabía que te gustaba babymetal! ¡Como es posible que nunca me lo hayas-
—¡CÁLLATE HARAM! ¡NUNCA SUPISTE NADA DE MÍ EN REALIDAD! —La pelirosa volteó a ver a Minji con indignación y algo de miedo.
—¿De qué hablas?
—No es asunto tuyo Haram, solo voy a ir contigo a una tonta fiesta porque me están obligando, no te emociones—Haram ni se inmutó ante la fría mirada de la pelinegra, estaba acostumbrada a recibirlas y eran atractivas.
—Ay vamos preciosa-
—Nada de apodos.
—Pero no me dejas divertirme.
—Porque no quiero que lo hagas —Furiosa, Minji se levantó de su cómoda cama para caminar en dirección a Haram—Ahora lárgate a menos que-
Sin aviso previo, la pelirosa atrapó los labios de Minji, los cuales sintió mucho más secos que de costumbre.
—Bájale a los decibeles princesa, vamos a ponerte linda para la fiesta—La pelinegra quedó impactada ante aquel impulso de Haram.
—Pero-
—Nada de peros.
Haram empujó a la pelinegra en su cama para poder rebuscar en el clóset el atuendo perfecto para aquella fiesta que se daría en menos de 3 horas.
—Mmm...no, no, muy casual, demasiado extravagante-
—Solo toma cualquier cosa, no me-
—Silencio Minji, debes lucir espectacular y además debes ir a juego conmigo, ahora vete a la ducha mientras yo elijo vestuario, y nada de peros.
Entre quejas, la pelinegra se arrastró hacia el baño, definitivamente no estaba de humor, la simple presencia de de Haram era irritante.
Después de los mejores 20 minutos desde que volvió a pisar su hogar, Minji se encontraba secando su cabello. Se detuvo por unos instantes a admirar su reflejo, algo no se sentía del todo bien, y no solo por el hecho de estar más delgada que nunca o sus cicatrices, sino que el problema era el largo de su cabello. Pese a que ya se había cortado ligeramente las puntas hacia menos de 1 semana, pero lo quería mucho más corto.
Luego de envolver su cuerpo en la misma toalla, comenzó a rebuscar en el cajon las tijeras que ahí escondía, no creía lo que estaba a punto de hacer, o más bien, a quien estaba por pedirle un favor.
La pelirosa se encontraba acomodando delicadamente el conjunto que había elegido para Minji hasta que escuchó la puerta abrirse de golpe.
—Haram...cortame el pelo.
—¿Qué? ¿Por qué? El cabello largo se te ve precioso.
—Solo hazlo, no tengo ninguna explicación que darte.
—Si tuvieras un tocador esto sería mucho más sencillo.
—¿Vas a dejar de quejarte? Mi mamá tiene uno en su cuarto, esperame allí —La pelirosa asintió con la cabeza y salió del cuarto apenas recibir las tijeras en su mano.
Tras cerrar la puerta, la pelinegra se acercó hacia su ropero, solo para ver el outfit que Haram había elegido, debía admitir que lo único que le agradaba de ella era su estilo.
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