El instinto de la cobardía pt2.

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Y ahí estaba nuestro protagonista, boquiabierto por la reciente acción de Cynthia (Chantolin), lo único que hizo fue soltar un gran suspiro, cuando de pronto un chico pálido, como un fantasma, se asomó.

—¿Todo bien?—pregunto con un poco de preocupación—¿Va a querer algo más?

—Un smoothie de mango... Y un brownie.

Cynthia frunció el ceño, nuestro "valiente" amigo soltó un suspiro pesado, esperando que el brownie o el smoothie con tuvieran algún fluido corporal de alguno de los dos, conociendo a Cynthia está orinaría en el Smoothie solo para fastidiar, pero al final de cuentas seguía siendo su trabajo.

—Yo lo preparo.

El chico tomó el vaso y sonrió amablemente, casi obligado y se metió a la cocina, Cynthia lo siguió, parecía haberle susurrado algo, Eduardo se quedó ahí parado, dándole un sorbo al frappé a pesar de haber sido escupido. Miró a Dalia, ella reía incontrolablemente con sus amigos, sentía que se burlaban de él, sus pensamientos negativos lo nublaron y contuvo un suspiro. El chico llegó con la orden, está vez su sonrisa se había disipado, pudo leer en su uniforme su nombre «Ian».

—Aquí está tu brownie mamá...

Dejó los platos en la mesa y se sentó frente ella, comió un poco, pero las risotadas y lo murmullos lo distraían, pronto su mamá habló, aún pensado que quedaba un rastro de amistad con aquellos chicos, que nada contentos estaban con el.

—¿Quieres quedarte? Está Carolina—pregunto con inocencia—Vengo por ti más tarde.

Carolina se acercó a la mesa, le sonrió y su mamá al terminar el brownie se fue. Quedó el con su única amiga de ahí, Vanessa se acercó un rato y después se fue, solo saludó, Carolina hizo lo mismo, irse después de unos cuantos chistes malos.

Pero Dalia, el quería a Dalia, ella lo miró, sus miradas se cruzaron y el sintió el mismo cosquilleo en su estómago que sintió la primera vez que la vió, ella tomó el coraje para acercarse, con una sonrisa en los labios.

—Hola...

Murmuró con duda, se sentó frente a el, los demás miraban expectantes.

—Hola—contesto con una incomodidad creciente y un nudo en la garganta—¿Cómo te ha ido?.

—Bien—murmuro por lo bajo—¿Y a ti?.

—Igual.

El silencio se apoderó de la cafetería, sus miradas se cruzan de vez en cuando, como si se estuvieran forzando a ellos mismos a continuar con una historia que ya había tenido un final, Eduardo contuvo un suspiro y la miró fijamente, observo cada rasgo de Dalia: sus ojos achinados, sus labios pequeños pero redondos, su piel morena casi ceniza que brillaba ante la luz, para el no había mujer más linda que Dalia.

—¿Y que has hecho?

—Nada interesante ¿Y tú?

—Lo mismo;escuela, tareas y jugar.

Ella se encogió de hombros, le dedico una sonrisa forzada en muestra de amabilidad, se recogió un mechón de cabello.

—Bueno... Adiós.

Se levantó del asiento pero la detuvo.

—¿Por qué me terminaste?

Esa pregunta salió de sus labios casi como un instinto, ella se quedó congelada, con un gesto preocupado y suspiró.

—Ya no te amaba.

El se quedó congelado ante esas palabras, el ya lo sabía, se lo habían dejado muy claro, el día que todo terminó.

—¿Por qué?.

—Estaba cansada—replico firmemente—De tí.

¡Auch! Fue un golpe duro para el, sintió que el estómago le dolía, que el nudo en la garganta crecía y que el contener las lágrimas le era más difícil.

—¿Y como te diste cuenta?

—Un día me levanté y lo supe, supe que contigo no lograría nada de lo que quería.

«Pero te amo tanto Dalia.

¡Tanto tanto tanto!»

El le dió un sorbo a su frappé, todos miraban con una expresión confundida, Ian y Cynthia miraban detrás del mostrador, Cynthia parecía orgullosa, al igual que Daniel, Ian no sabía que expresión poner, Carolina sentía mucha preocupación por su amigo... Y Vanessa se limitó a murmurar unas cuantas maldiciones inaudibles, como si regañara a Eduardo.

El instinto de la cobardía, de querer correr y huir del dolor, de confrontar su propia estupidez, su misma realidad lo invadió, solo le dio otro sorbo a su frappé y se quedó callado.

Capitulo en tercera personita porque aquí demostramos nuestra literatura de alto valor ¿Ok? Al nivel de obras como; el Creepypasta de Don cheto y Los pug negocios. Gracias a Beyoncé por darme está inspiración.

¡Supera a tu ex o muere en el intento!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora