CAPITULO 1

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La luz del sol atravesaba los grandes ventanales del salón de audiencias de la reina, proyectando sombras alargadas sobre el suelo de mármol

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La luz del sol atravesaba los grandes ventanales del salón de audiencias de la reina, proyectando sombras alargadas sobre el suelo de mármol. El ambiente era solemne y tenso, como solía ser cuando la monarca tenía una misión importante que asignar. Ciel Phantomhive, de pie junto a Sebastian, esperaba pacientemente, aunque por dentro se sentía impaciente. No le gustaban las reuniones imprevistas, especialmente cuando no sabía de qué se trataban. Estaba acostumbrado a ser el primero en saberlo todo.

—Ciel Phantomhive —la voz de la reina resonó en la sala, firme y autoritaria—. He decidido que no trabajarás solo en esta ocasión.

Ciel levantó una ceja, su desdén era evidente. No le agradaba trabajar en equipo, mucho menos si no había sido consultado. Sebastian, como siempre, permanecía sereno a su lado, pero Ciel podía notar la leve inclinación de su mayordomo, como si también estuviera evaluando lo que venía a continuación.

—Esta es TN, será tu compañera en la misión que tengo para ti —continuó la reina, señalando a una mujer que estaba de pie a su lado.

Ciel volvió la cabeza, y sus ojos se posaron sobre TN por primera vez. Alta, con un porte refinado y una mirada firme que no vaciló al encontrarse con la suya. Llevaba un vestido oscuro, sencillo pero elegante, que insinuaba más una preparación para la acción que para una vida de lujo. Había algo en su presencia que le resultaba extrañamente familiar, y eso no le gustaba en absoluto.

—No confío en desconocidos —dijo Ciel, directo y sin rodeos, mirando de nuevo a la reina con una expresión que desafiaba la decisión.

La reina, acostumbrada a la actitud impertinente de Ciel, simplemente sonrió. —TN ha demostrado ser una aliada valiosa. Confío en que juntos podrán resolver este caso más rápido de lo que lo harías por tu cuenta.

Ciel no respondió, pero su desagrado era evidente. Su mano se cerró ligeramente en un puño, aunque lo escondió bien bajo su abrigo. Sabía que la reina rara vez cambiaba de opinión, pero no dejaba de ser una molestia. Odiaba que lo forzaran a depender de otros, y menos de alguien a quien no conocía.

TN hizo una reverencia, sin perder de vista a Ciel. —Es un honor, Lord Phantomhive —dijo con una voz suave pero firme.

Ciel no respondió, pero la observó por un momento más antes de girarse hacia Sebastian, quien, como siempre, estaba atento a cada detalle.

—Sebastian, nos vamos —dijo con un tono de orden, ignorando por completo a TN mientras se daba la vuelta para salir del salón.

Mientras caminaban por los pasillos del palacio hacia su carruaje, el silencio entre Ciel y Sebastian era pesado. Finalmente, Ciel habló, aunque su tono era bajo, como si no quisiera que nadie más lo oyera, a pesar de estar completamente solos.

—Sebastian —dijo en voz baja—, investiga a esa mujer.

El mayordomo sonrió ligeramente, aunque de manera imperceptible. —Por supuesto, joven amo. ¿Debo empezar ahora?

Sombras entre Amistad y Amor {CIEL Y TU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora