CAP 2

60 8 0
                                    

Era una tarde tranquila en casa de los Higurashi , Inuyasha y Sesshomaru, habían llegado a ayudar a Naomi con unas cosas en la casa.

Por otro lado Kagome estaba en su habitación, recostada sobre su cama, escribiendo en su diario. Sus pensamientos giraban siempre alrededor de una persona: Sesshomaru. Aunque lo veía poco desde que él comenzó la universidad, sus sentimientos por él se habían intensificado con el tiempo. No sabía cómo expresarlo, así que recurría a su diario como su única vía de escape.

Mientras terminaba de escribir una confesión sobre lo mucho que Sesshomaru le importaba y cómo su corazón se aceleraba cada vez que lo veía, escuchó la puerta de su habitación abrirse bruscamente. Era Inuyasha, como siempre, irrumpiendo sin previo aviso.

—¡Inuyasha! —exclamó Kagome, tratando de cerrar el diario rápidamente.

Inuyasha sonrió con malicia al ver la reacción de su amiga. —¿Qué escondes, Kagome? ¿Algo importante?

Antes de que ella pudiera detenerlo, Inuyasha se abalanzó sobre la cama y, con un rápido movimiento, le arrebató el diario de las manos.

—¡Dámelo! —gritó Kagome, levantándose rápidamente para intentar recuperarlo, pero Inuyasha era demasiado rápido.

—¿Qué tenemos aquí? —dijo él, abriendo el diario y empezando a leer en voz alta en tono burlón—. "Hoy vi a Sesshomaru otra vez, y aunque traté de ocultarlo, mi corazón latía tan rápido que pensé que me iba a delatar..."

Kagome se sonrojó profundamente, sintiendo que su corazón se aceleraba por la vergüenza. —¡Inuyasha, por favor, no lo leas! —suplicó, pero él no dejaba de reír.

Justo en ese momento, la puerta de la habitación se abrió aún más. Allí estaba Sesshomaru, de pie, observando la escena con sus usuales ojos fríos  , sin emoción.  Kagome se quedó congelada. Inuyasha, por otro lado, no había notado la presencia de su hermano mayor y siguió leyendo.

—"...Sesshomaru siempre ha sido distante conmigo, pero no puedo evitar sentir lo que siento por él. Tal vez es solo un sueño, pero desearía poder acercarme a él, aunque sé que soy solo una niña ante sus ojos..."

Kagome lanzó una mirada suplicante a Inuyasha, que finalmente se dio cuenta de la presencia de Sesshomaru. De repente, la sonrisa burlona desapareció de su rostro, y sus ojos se abrieron con sorpresa.

—Oh… esto no es bueno —murmuró Inuyasha, cerrando el diario de golpe.

Sesshomaru no dijo nada, pero la tensión en el ambiente era palpable. Kagome sintió que las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos, el peso de la humillación cayendo sobre ella. No podía creer que justo *él* hubiera escuchado sus pensamientos más íntimos, sus sentimientos más secretos.

—Lo siento, Kagome… —dijo Inuyasha finalmente, sabiendo que había ido demasiado lejos.

Pero Kagome no pudo responder. Su rostro estaba rojo de vergüenza, y antes de que alguien pudiera detenerla, salió corriendo de la habitación, empujando a Sesshomaru ligeramente en su huida. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras corría hacia  el cuerto de su hermano pequeño a esconderse ( por suerte Sota no estaba ahí).

---------

Sesshomaru permaneció en silencio, mirando la puerta por la que Kagome había desaparecido. Por primera vez en mucho tiempo, no sabía cómo reaccionar. Aquellas palabras que había escuchado —esas confesiones tan sinceras— lo habían dejado desconcertado. No era alguien que se dejara llevar por las emociones, siempre había creído que los sentimientos eran un signo de debilidad, algo que debía mantenerse a raya. Pero las palabras de Kagome, llenas de vulnerabilidad y anhelo, lo habían alcanzado de una manera que no podía ignorar.

Inuyasha, viendo la expresión de Sesshomaru —o más bien, la falta de ella—, se sintió aún más culpable. Sabía que había cruzado una línea y que Kagome nunca le perdonaría por esto.

—Mira, Sesshomaru… no era mi intención —dijo Inuyasha, intentando justificar lo sucedido—. Solo estaba bromeando, no sabía que… bueno, que Kagome escribía sobre ti de esa manera.

Sesshomaru lo miró, pero no dijo una palabra. Simplemente se giró y salió de la habitación, caminando hacia el pasillo donde estaba la puerta del cuarto de Sota.

Dentro de la habitación, Kagome se sentó en el suelo, abrazando sus rodillas mientras las lágrimas caían libremente. Se sentía tan avergonzada, tan expuesta. ¿Cómo había podido ocurrir algo así? Ahora Sesshomaru sabía la verdad. Sabía lo que sentía por él, y seguramente eso solo lo alejaría aún más.

Mientras sollozaba, escuchó un suave toque en la puerta. Al principio, no quiso responder, pensando que sería Inuyasha tratando de disculparse. Pero entonces escuchó la voz de Sesshomaru, profunda y calmada.

—Kagome.

Su corazón se detuvo por un instante. ¿Sesshomaru estaba allí? Nunca antes había ido a buscarla. ¿Por qué ahora?

Ella no respondió, demasiado avergonzada para siquiera imaginar qué podía decir. Después de unos segundos, la puerta se abrió lentamente. Sesshomaru entró en la habitación con la misma tranquilidad de siempre, aunque algo en sus ojos era diferente.

Kagome, aún sentada en el suelo, trató de secarse las lágrimas rápidamente. No quería que él la viera así, tan frágil y vulnerable. Sesshomaru la observó durante unos segundos antes de acercarse lentamente, quedando de pie frente a ella.

—Escuché lo que Inuyasha leyó —dijo con una calma imperturbable.

Kagome apretó los labios, evitando su mirada. Sentía que todo lo que había temido estaba sucediendo.

—No tenías derecho a saber eso —susurró ella finalmente, su voz temblorosa—. Es… es algo personal.

Sesshomaru permaneció en silencio por unos momentos, sus ojos fijos en ella. Sabía que tenía razón, que aquello no era algo que él debiera haber escuchado. Pero ahora que lo sabía, no podía simplemente ignorarlo.

—No sabía que te sentías así —admitió Sesshomaru finalmente, su tono más suave de lo habitual.

Kagome levantó la vista, sorprendida por la sinceridad en su voz. No estaba seguro de cómo debía reaccionar, pero había una honestidad en él que no esperaba.

—Lo que siento por ti… —empezó ella, pero la voz se le quebró antes de poder continuar—. Lo siento. No debería haberte puesto en esta situación. Sé que soy solo una niña para ti.

Sesshomaru frunció el ceño ligeramente ante esas palabras. Algo en su interior se movió al escucharla decir eso. Kagome no era una niña. No más. Había crecido, y con ello, su relación había cambiado de maneras que ni él había notado.

—No eres una niña, Kagome —dijo Sesshomaru, y esas palabras la sorprendieron aún más—. No tienes por qué disculparte por lo que sientes.

Kagome, sintiendo que algo había cambiado entre ellos, lo miró a los ojos. Por primera vez, Sesshomaru parecía tan vulnerable como ella, aunque de una manera distinta. Había mucho que aún no se decía, pero ese momento, esa pequeña brecha que habían cruzado, era solo el comienzo. O tal vez no ...

¿ Y la edad que importa si te amo ?● ~SESSHOME~●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora