✰Chloe, la chica más mala de la escuela no era tan fuerte cómo todos pensaban, tenía un secreto que ni si quiera su mejor amiga Sabrina debía de conocer. Ella no es de este mundo.
Decidí que lo mejor que podía hacer era tomar un baño, seguramente podría relajarme y así concentraría mis ideas mejor! Sí!
Preparé las burbujas de la bañera con un jabón especial para eso que estaba por ahí, incluso habían pequeños patitos, eran muy tiernos.
Estando en la bañera intenté relajarme lo más posible por unos minutos e intentar recordar, las cosas que venían a mi mente eran…
Un… hospital? ¿Éso que quiere decir…? recuerdo que solía ser castaña… espera- solo puedo recordar estar en una camilla no, hay algo más tengo un teléfono y… no puede ser…!
De inmediato casi cómo golpes de memoria empecé a recordar no la vida de Chloe, si no, mi vida. Solía estar muy enferma y pasar los días en el hospital, me distraía con mi teléfono hasta qué- lágrimas salieron de mis ojos, había entendido todo.
Solía estar muy enferma, lo único que me mantenía "feliz" era ver cierta serie con una tableta… ¡Miraculous! Hasta que… pasó y yo… de alguna manera reencarne? Cómo es posible? Será… que alguna clase de fuerza divina me dió una segunda oportunidad… en mi serie favorita!
Una sonrisa invadió mi rostro y empecé a salpicar el agua de la bañera tal cómo niña feliz! Ahora entiendo… eso significa LadyBug, los Miraculous, ahora puedo vivir mi serie favorita en carne propia! Pero… ¿en qué momento de la serie estoy?
Terminé de bañarme y observé que podría ponerme de el clóset.
-Chloe siempre usa el mismo atuendo… quizás podría variar un poco…
Decidí que iba a usar unos jeans azules, acompañados de un suéter amarillo, ya que era el color característico de Chloe, no iba a dejar de usarlo, a demás, Chloe no tiene casi nada de otro color.
Para este punto tenía hambre así que recordó las palabras de su mesero y decidió pedir servicio a la habitación para su almuerzo. Mientras esperaba puso las noticias de Nadia en el televisor gigante de su cuarto. Esperando que dieran alguna noticia de las últimas akumatizaciones, hasta que sin tener que esperar mucho empezó un reportaje de lo que había pasado hace dos días.
-Yo… fuí la akumatizada… cómo…-
De pronto escucho cómo tocaron la puerta y entraron con un carrito igual al de temprano. Era Armand quien trajo su almuerzo. Ver a la chica sentada frente su televisor no era nuevo pero, viendo las noticias? Esto si era una sorpresa.
-Buenas tardes señorita, traigo su almuerzo, ¿le gustaría un poco de queso sobre la pasta?
Le dediqué una sonrisa y asentí con la cabeza, cuando se acercó para darme mi plato no pude evitar quedarme callada, necesitaba sacar mis frustraciones con alguien acerca de quien era ahora yo.
-Armand… tu… ¿Crees que soy una mala persona?
Notaba cómo el mesero se sorprendió ante mi pregunta tan repentina y se quedó callado por unos segundos.
-Por… qué lo pregunta señorita?
-Creo… que todos me ven cómo un mounstro
Al decir esto pequeñas lágrimas salieron de mis ojos y me cubrí con un cojín que estaba al lado mío. Armand no sabía que hacer y me abrazo.
-Tu respuesta me lo deja muy claro, yo… no quiero ser mala, dime cómo… cómo puedo cambiar?
Mi mayordomo sin soltarme del abrazo acarició mi cabeza con delicadeza.
-Seño… Chloe, has pasado por mucho y… no te lo niego quizás hiciste daño a tus compañeros pero… todos tenemos la oportunidad de cambiar y de ser mejores, lo importante es que quieres hacerlo y que lo reconoces y ese es el primer paso, estoy orgulloso de tí.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro y solté el cojín para abrazar a Armand con fuerza, necesitaba esas palabras.
-Gracias…
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