Extra: Bang!

95 19 4
                                    

Reflexionando en el silencio de la noche, Izuku se dejó llevar por los pensamientos que lo envolvían al recordar cómo, desde hacía varios años, Melissa había cambiado su vida de formas que jamás creyó posibles. Cuando ella lo sacó de aquella base de contención, él había asumido que era solo una cuestión de tiempo hasta que se desencantara de él o lo viera como un riesgo. Sin embargo, nada podía estar más lejos de la realidad.

Melissa no solo había abierto las puertas de su hogar y su vida; lo había acogido, estudiado y entendido de una forma que él mismo nunca se había permitido hacer. Ella dedicaba horas, días enteros en su laboratorio personal, examinando cada detalle de su quirk, sus habilidades, e incluso los límites de su capacidad. Aunque al principio Izuku lo había sentido invasivo, con el tiempo, se dio cuenta de que la devoción de Melissa hacia él era auténtica, incluso algo fascinante.

Una noche, mientras él miraba las sombras de los árboles a través de la ventana, Melissa entró al estudio donde él se encontraba. Llevaba en las manos un cuaderno con anotaciones y gráficas que había estado preparando sobre sus capacidades.

"¿Te molesta que siga con esto?" Preguntó ella, con una sonrisa suave. "Sé que a veces puede parecer... bueno, mucho."

Izuku la miró en silencio un momento antes de responder. "Es extraño... pero no incómodo. Supongo que a veces siento que me observas como si fuera un experimento." Admitió, con una leve sonrisa que no mostraba ni enfado ni reproche, solo un rastro de duda. "Pero contigo... me siento seguro."

Melissa dejó escapar una pequeña risa, casi un suspiro de alivio, y se acercó hasta estar frente a él. "No eres un experimento, Izuku. Eres... alguien a quien admiro profundamente, y a quien amo. A veces creo que el hecho de estudiar tu quirk es solo una excusa para estar más cerca de ti."

Izuku entrecerró los ojos, escuchándola con atención mientras ella se acercaba más. "Y aún así, haces preguntas difíciles. Lo analizas todo. A veces siento que soy tu objeto de estudio, aunque... bueno, sé que eres sincera."

"Es cierto que quiero saberlo todo sobre tu quirk, y que a veces puede ser... intenso." Melissa le tomó una mano, observando su expresión con seriedad. "Pero te prometo que jamás revelaré estos detalles a nadie. Lo que descubramos juntos se queda entre nosotros. No quiero que seas otra arma. Quiero... verte, a ti, el verdadero Izuku Midoriya."

La franqueza de Melissa siempre había sido una de las razones por las que él había empezado a confiar en ella. Incluso con el tiempo, cuando descubrió el cuarto que ella mantenía oculto, lleno de fotografías y documentos de su vida desde antes de que fuera llevado a prisión, Izuku había sentido una mezcla de sorpresa y un toque de incomodidad. Pero había decidido ignorarlo, porque, aunque su obsesión parecía perturbadora para muchos, él entendía que era su forma de amar. Y para alguien como él, que había sido rechazado y temido, ese tipo de devoción inquebrantable era más de lo que podía haber esperado.

~

Izuku disfrutaba de una tarde tranquila junto a su hija en un parque. Ella era pequeña, de ojos grandes y oscuros, con una curiosidad que le recordaba tanto a su madre. Ella había insistido en acompañarlo al parque, y él se había permitido un momento de simpleza, lejos de cualquier amenaza o de la vigilancia de quienes aún temían lo que él era capaz de hacer.

Mientras compraba unas bebidas en un puesto de comida, un ruido seco y rápido resonó en el aire. Izuku apenas tuvo un segundo para reaccionar cuando sintió la presión de una bala impactando contra su cuerpo. La bala se estrelló contra su hombro y, de inmediato, fue absorbida, como una pequeña ola que se pierde en la vastedad de un mar oscuro. Sin embargo, el impacto hizo que el hombro de su abrigo se desgarrara, revelando la dureza de su piel, que había absorbido el proyectil sin problemas.

Izuku no perdió ni un segundo. Su instinto lo guió a transformar su brazo izquierdo en su AK-47, apuntando directamente a la figura que se alejaba entre la multitud. Su hija, que no había visto el disparo, lo miraba con una mezcla de curiosidad y confusión.

"¿Papá?" Preguntó ella, con la voz apenas temblorosa.

Izuku respiró hondo y le sonrió, en un intento de mantenerla tranquila. "No pasa nada. Solo un pequeño problema." Dijo en un tono bajo y suave. Pero sus ojos se mantuvieron fijos en el desconocido, cuya figura se había detenido en seco al ver el cañón del arma transformada de Izuku.

Sin más vacilación, Izuku apretó el gatillo y el cuerpo del atacante cayó al suelo, mientras Izuku volvía a abrazar a su hija con rapidez, alejándola de la escena sin que alcanzara a comprender lo que había pasado. Se aseguraba de que no viera lo que había hecho ni de que comprendiera el peligro que él era capaz de enfrentar por ella.

Mientras la tomaba de la mano, escuchó el sonido de sirenas acercándose. Se apresuró mientras tapaba los oídos de su hija. Ya antes había experimentado ése tipo de atentados contra él, y pareciese ser que sus habilidades jamás se habían revelado, ya que el llevar un arma de fuego contra alguien que puede absorber balas es mala idea.

Él la vio; temblorosa, con miedo. Melissa siempre le decía que debía ser tranquila en los momentos más críticos y que éso la ayudaría en un futuro. No sabía cómo sentirse. Comenzó a ser padre hace unos cinco años, y aún sentía que cometía errores aún cuando ni siquiera era el culpable. 

Qué importaba. La prioridad era protegerla, a ella a Melissa; su esposa. Siguió escuchando disparos, presumiblemente hacia él, y gracias a su velocidad las esquivaba con habilidad, aquella habilidad que Melissa tanto se esmeraba en estudiar.

Su hija era lo mejor que tenía. Ella junto a Melissa. Jamás las iba dejar. Jamás dejaría que el pasado se repitiese.

~

Un capítulo extra un poco flojo, pero me olvidé de esta historia por un tiempo, disculpen!

Amante de Armas [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora