Capítulo 1

721 89 78
                                    

Las pruebas de pretemporada, algo en lo que Charles siempre estaba genuinamente emocionado. La pista resplandecía bajo el sol de primavera, mientras los garajes de los equipos estaban en plena actividad. El nuevo monoplaza de Ferrari, con los llamativos colores de Sainz Industries, se encontraba en el centro de atención. Charles estaba en su garaje, concentrado en las pantallas del simulador, revisando meticulosamente los datos de telemetría. Su nuevo compañero, Ollie Bearman, estaba en la zona de preparativos, ajustando su casco y asegurándose de que todo esté listo para su primer turno de pruebas.

—Esto está bien, pero creo que podemos encontrar un par de décimas más. La tracción en la salida de las curvas es clave— espetó Charles, observando los gráfico.

—Estoy de acuerdo. He notado que el coche se siente un poco inestable. ¿Crees que deberíamos hablar con los ingenieros?— inquirió el Británico con interés.

Charles asintió, pero su mirada se vió interrumpida por la entrada de Carlos Sainz, el presidente de Sainz Industries. Con su postura autoritaria y su rostro serio, parece que estar buscando una razón para criticar cualquier detalle.

—Espero que estén listos. Este año, Sainz Industries no solo espera resultados; los exige. No puedo permitir que el nombre de mi empresa se vea arrastrado por errores— dijo el Español sin rodeos.

Ollie se tenso, mientras Charles mantuvo la compostura, aunque se noto un leve destello de desafío en su mirada.

—Lo tenemos cubierto, señor Sainz. Estamos trabajando en cada aspecto del coche y en nuestra química como equipo—  masculló Charles con firmeza.

—La química es importante, pero en la pista solo cuentan los tiempos. Quiero que entiendan que no habrá excusas. Cada décima cuenta— acotó Sainz, con autoridad, mientras fruncía el ceño.

Carlos se alejo con un gesto de desdén, dejando a los jóvenes pilotos con la presión sobre sus hombros. Ollie respiro hondo, intentando despejar la tensión en el ambiente.

—Este tipo no parece tener un lado amable. ¿Cómo se supone que vamos a trabajar con alguien así?— alegó el chico, suspirando.

—A veces, esa presión puede ser nuestra mejor motivación. Sabemos lo que tenemos que hacer. Vamos a demostrar que Ferrari puede estar en la cima, y sobre todo, demostrarle a Carlos Sainz que no somos unos simples pilotos.

Ambos se prepararon para salir a la pista. Charles, sintiendo la adrenalina, se colocó el casco con determinación. En la radio, su ingeniero le dió las últimas instrucciones.

—Charles, el clima es ideal. Enfócate en la salida de las curvas. Recuerda, la primera vuelta es clave para entender el equilibrio del coche— indicó Xavi por la radio.

Charles asintió, su confianza iba en aumento. Salió de los pits y se dirige a la pista. El sonido del motor resonando es música para sus oídos. Mientras conducía, la concentración se apoderó de él, cada curva era una oportunidad para mostrar su habilidad.

Mientras tanto, en el garaje, Ollie observaba cada movimiento de su compañero. Con cada vuelta rápida de Charles, su propio nerviosismo se transformo en inspiración.

—Vamos, Charles, hazlo— suplicó Ollie con esperanza.

Tras varias vueltas, Charles regresó a pits, donde fue recibido por el equipo con gestos de aprobación. Sin embargo, el rostro de Carlos siguió siendo impasible.

—¿Qué tiempos tenemos?— pregunto Carlos con seriedad e interés.

—He mejorado mi mejor tiempo en un segundo. El coche se siente rápido— musitó Charles con entusiasmo.

Drive with youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora