En ese momento otros dos compañeros entraron a la habitación y saludaron, evitando que conteste, ambos salimos hacia los escritorios para comenzar el trabajo pendiente. No era que no pensara en todo lo que dijo Chen, podría hacer algo que le haga saber al señor Wang que siento algo por él, pero ¿Cómo reaccionaría? ¿Me despediría? ¿Su tío ya le habrá dicho mi forma de tratarlo ayer? ¿Podré defenderme si me ataca y me despide? Tenía demasiadas preguntas (dudas), y miedos en mi cabeza.
Por suerte el trabajo me mantuvo ocupado por un rato.
Visualice un termo en mi escritorio, al levantar la mirada noté un brazo y al señor Wang con la cabeza inclinada y el cuerpo a unos pasos del mío. Pase saliva sonoramente. — Señor Wang... —dije apenas audible. Él sonrió indicando con la mirada el termo. — Para la resaca. — Balbuce, pensaba decirle que no tenía resaca, pero no encontré las palabras. — Ya hablé con mi tío, madrugo solo para hablar conmigo. Me gusta tu trabajo, Xiao, puedes estar tranquilo de que no te despediré por decirle algunas verdades a mi tío.
Asentí, completamente mudo.
— Disfrútalo — dijo.
— Gracias, señor — finalmente hable cuando se alejó con sus manos en los bolsillos, ignorando el saludo y la mirada interesada de Pau Ruo. Por suerte nadie más estaba viéndonos, parecía que el resto estaba demasiado metido en sus pantallas como para notar que el CEO acababa de irse. Mire el lujoso termo plateado con el corazón acelerado, y las orejas muy calientes. ¿Qué acababa de pasar?
Song Chen no tardó en correr y sentarse a mi lado, notando que seguía con el termo en la mano, completamente confundido y con el corazón acelerado; Sé que presenció todo, casi sin moverse esperando, y no tardaría en hacerme preguntas que no sabía cómo responder. — Eso sí que es un progreso. Felicidades, amigo — dijo en voz baja.
Con los dedos (un poco inestables) gire la rosca de la tapa y acerque a la nariz, olía realmente delicioso, así que no dude en llevarlo a los labios y beber un trago de aquello, saboreándolo bien antes de tragarlo, el tarareo de satisfacción no dudo en escapar de mi garganta. — El hombre sí que sabe dejarte sin palabras — oí a Chen a mi lado. Asentí sin pensar, bebiendo más hasta casi terminar en pocos tragos.
— Huele bien, ¿Qué es? — Oí a Pan Ruo, pero fue silenciada y apartada por Chen mandándola a su escritorio para que no fuera una metiche, cuando terminó todo el contenido seguía en shock, conmovido y nervioso, temblando en el interior viendo el termo que el señor Wang trajo para mí. No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando mire la hora en la pantalla frente a mí, eran las cuatro de la tarde.
¿Llevaba más de una hora en la misma posición? Gire la cabeza, notando que Chen no estaba a mi lado sino en su escritorio moviendo el mouse mientras pensaba, con un lápiz entre los dientes. Deje el termo a un lado para seguir con mi trabajo, ya luego se lo devolvería al señor Wang. Llegada la hora de salida, tomé el termo rápidamente y fui al ascensor, la oficina del señor Wang está a solo cuatro pisos más arriba.
Al traspasar las puertas vi como muchos caminaban a la salida, ya que era la hora de irse, presionaba el metal del termo entre las manos, mientras me acercaba a la oficina que tenía una de sus puertas dobles de madera oscura y elegante cerrada y la otra abierta, dejando ver al señor Wang tras su escritorio, al secretario a unos pasos con una libreta en su mano, y al señor Liu en una silla al otro lado leyendo alguna especie de documento.
Golpee suavemente, tres pares de ojos se dirigieron a la puerta, dos con sonrisas suaves y el tercero intrigado. — ¿Se le ofrece algo, joven Xiao? — preguntó Cheng. Abrí la boca pero nada salió, por breves segundos me quedé sin habla. El señor Liu miró la hora en su costoso reloj y se levantó de la silla, dirigiéndose al secretario Cheng.
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𝗗𝗲𝗳𝗶𝗻𝗶𝘁𝗶𝘃𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗺𝗶𝗼 - [Yizhan]
أدب الهواةZhan cree que posiblemente se quede sin trabajo pronto. Trabaja cada día hasta el cansancio, todo por complacer los deseos y tareas de un hombre idiota que tuvo suerte en la vida, quien finge ser el jefe y dueño de todo, cuando no más que otro emple...