Cada día que veía a Andrés me hervía la sangre, no le soportaba, tantas de sus gilipolleces no se podían aguantar.
Por primera vez en siglos, hice de tripas corazón y fui a buscar a Martina.
Allí la vi, entrenando karate con su bandana de Cobra Kai.
Martina, ¿Martina? ¡Martina! ¡Coño! ¿Me oyes?
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Lo que el amor puede provocar
Misteri / ThrillerUn chico de 1° ESO se enamora de una chica de su clase, pero, tiene competencia...