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Las confesiones. Una confesión de amor, una confesión de una traición, de una pérdida, de un enigma, de un sin fin de «cosas». Conservamos más confesiones de las que llegamos a confesar, ¿por qué? ¿Qué nos encadena al silencio? ¿Miedo, inseguridad, incertidumbre? El más común entre nosotros es el miedo al rechazo o el miedo a cómo nos juzgarán o qué dirán por nuestra manera de percibir el mundo. Típico de la sociedad...

Es de humanos que el temor tome el control de nuestro cuerpo y mente, el que nos obligue a encerrarnos en nuestra propia burbuja alejados de todo y de todos. Incluso somos capaces de permanecer en las sombras y de reprimir lo que sentimos, aunque nos conlleve al dolor. Típico de los humanos...

Y digo yo, ¿por qué no lanzarse a la piscina? ¿Qué es lo peor que podría pasar? A veces, aunque nos sigamos negando, hay que asumir los riesgos. Hay que experimentar, hay que liberarse. No perderemos nada en el intento, tan sólo conseguiremos una experiencia más en esta vida.

¿Y tú qué sueles delirar?

𝑫𝒆𝒍𝒊𝒓𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒆𝒅𝒊𝒂𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆 © | [Original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora