Parte 6 Entre Sueños y Realidad

5 3 0
                                    


Sylas despertó con un parpadeo lento, sintiendo una luz brillante filtrarse a través de sus párpados. El ambiente era blanco, limpio, y el suave sonido de una cortina moviéndose le indicó que estaba en algún lugar seguro. Cuando abrió los ojos por completo, lo primero que notó fue el techo blanco de la enfermería de la universidad. Estaba acostado en una cama, cubierto por una manta ligera. Se sintió desorientado, con la cabeza pesada, como si hubiera estado dormido durante horas.

A su lado, vio a Lían sentado en una silla, con el ceño fruncido pero aliviado. Y al otro lado, estaba Lana, su novia, quien le sostenía la mano con preocupación en su mirada.

—¿Qué... qué pasó? —preguntó Sylas, su voz ronca y débil.

Lían fue el primero en responder. —Te estábamos buscando por toda la universidad. No contestabas tu teléfono, y luego Lana te encontró en la azotea, inconsciente... temblabas por la lluvia.

Lana apretó suavemente su mano y sonrió con alivio. —Estabas empapado y helado. No me lo pensé dos veces en traerte aquí. Estabas diciendo cosas... cosas raras.

Sylas frunció el ceño, luchando por recordar lo que había sucedido. —¿Cosas raras? —preguntó, mirando a Lían.

Lían asintió. —Sí, decías algo sobre una gema... ¿Sabes algo de eso? No tenía ni idea de lo que hablabas.

Sylas sintió un escalofrío recorrer su espalda. El recuerdo de la gema, los destellos de energía, la figura en el suelo, todo volvió a su mente como un torrente. ¿Había sido solo un sueño? ¿O tal vez algo más? Todo se sentía tan... real. Miró a Lana y luego a Lían, sin saber por dónde empezar.

—No sé si fue un sueño o algo más... pero vi algo. En la azotea... —Sylas hizo una pausa, frotándose la sien. Las imágenes seguían siendo borrosas—. Había alguien allí. No era humano... y había una gema azul, brillante, con destellos. Luego, escuché una voz... femenina, pero no era alguien que conociera... —Su voz temblaba al intentar explicar lo que había experimentado.

Lían arqueó una ceja, claramente escéptico, pero con una sonrisa divertida en los labios. —Amigo, creo que ese golpe que te diste en la azotea te afectó más de lo que crees. Quizás fue todo un mal sueño provocado por el frío y el cansancio.

Sylas se rio nerviosamente, aunque en su interior no podía deshacerse de la sensación de que lo que había vivido era real. Algo en aquella voz le decía que estaba conectado con él de una manera que no entendía del todo. "Es hora de recordar", había dicho. Pero ¿recordar qué?

Lana, que siempre era más práctica, lo miró preocupada pero tierna. —Lo importante es que estás bien. No quiero volver a encontrarte así, Sylas. —Le dio un suave beso en la mejilla, su calidez reconfortante.

Después de un rato en la enfermería, los tres salieron juntos al pasillo de la universidad. Lana caminaba junto a Sylas, su brazo entrelazado con el suyo, mientras Lian los seguía. El bullicio habitual de los estudiantes los rodeaba, pero Sylas no podía sacudirse el eco de lo que había sentido en la azotea.

Lana, tras despedirse de Sylas con un beso suave, se fue a su clase, dejándolos a él y a Lian caminando solos por los pasillos.

—Entonces... ¿esa voz? —preguntó Lían en tono burlón—. ¿Una especie de mensaje cósmico? ¿Un ángel de los sueños, tal vez?

Sylas lo fulminó con la mirada, pero sonrió levemente. —No lo sé. Sólo sé que fue real. Esa voz... me decía que era hora de recordar algo, pero no sé qué. Se sentía como si fuera parte de algo importante. Algo que he olvidado.

Lían se rió, dándole una palmada en la espalda. —Sylas, amigo, te digo que necesitas descansar más. Tómalo con calma, porque todo eso suena como una locura.

Oscuridad Encarnada: Un pacto tras las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora