Parte V

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"Carlitos está perdido...¡No lo encuentro por ningún lado, mi hijo no aparece!"

Sentí que el mundo se terminaba de caer sobre mí; sin embargo, y pensando de forma fría, ya no era mi problema, llevo bastante tiempo sin ese trabajo de niñero. "¿Por qué me llamas a mi? Ya no es mi problema" Pensé en contestar; pero la preocupación por el niño fue más fuerte que mi rencor.

—¡VOS NO ME HABLES, PELOTUDO! —lo escuché rugir desde el otro lado de la línea — ¡TU TRABAJO ES CUIDAR A MIS HIJOS! ¡¿PARA QUÉ TE PAGO ENTONCES?! ¡RAJÁ DE ACÁ ANTES DE QUE TE HAGA MIERDA!

La voz de un alfa es algo aterrador, aunque seas beta y no percibas las feromonas, que un alfa te grite de esa forma, con amenaza incluida, mínimo te deja frío del susto. Me levanté de la cama, con mucho dolor, y me vestí rápido mientras escuchaba al pobre niñero deshacerse en disculpas con la voz temblorosa.

—¡Martín! —traté de alzar la voz, apoyando el teléfono en mi hombro mientras me ponía las zapatillas—¡No te desquites con el pobre tipo, ya tuvo suficiente!

—¡Manuel! ¡Mi hijo! ¡Aaargh! —lo escuché expulsando un grito de frustración y luego algo de vidrio quebrándose de forma estrepitosa.

—¡¡Cálmate, por la chucha!! —grité fuerte para que me escuchara— ¡No sacas nada con despotricar por todos lados! ¡Pásame al niñero, yo hablaré con él!

—¡¿Que va a saber este tarado?! ¡Es un inútil! —reclamó con fuerza.

—¡Carlos me robó las llaves! —se justificó el niñero, quizás también harto de que su jefe lo ninguneara tanto.

Sentí un gélido silencio, para luego escuchar un ronco gruñido. Martín volvió a usar su voz alfa, esta vez con un tono más profundo y amenazante: —¿ESTÁS CULPADO A MI HIJO? ¡¿ESTÁS CULPANDO A MI HIJO DE TU NEGLIGENCIA?!

—¡¡Martín!! —grité tan fuerte que mi abuela me reclamó desde su habitación— ¡Necesito que te calmes, por favor! ¡Se que estas super angustiado pero no vas a encontrar al niño si sigues así de alterado!

Me escapé de la casa por la ventana. Tiare trató de detenerme, apelando a que me golpearían aún más fuerte si llegaba a exponer mis heridas y el maltrato que esa familia me hacía. Entiendo la preocupación de mi hermanita pero, en ese momento, mi prioridad era encontrar a Carlitos. Mientras me dirigía al condominio, iba conversando con el niñero. Logré que Martín le entregara su teléfono y se intentara calmar.

—...Escuchame. Martín está muy preocupado por su cachorro pero él jamás te haría daño, nunca. Él es el alfa más bondadoso que he conocido en toda mi vida...—hablé sin pensar, hablé desde el corazón— Ahora dime ¿Qué fue lo último que hablaste con el niño?

Carlitos es un pequeño muy inteligente y no actúa de forma impulsiva; al menos en su visión del mundo, robar unas llaves y escaparse del condominio tenía un objetivo justificable. Si se escapó de casa es por una razón. Él no está perdido, él está buscando algo.

Llegué a la casa de Martín, en donde vi al alfa dando vueltas por el patio mientras hablaba con un carabinero. El policía tomaba apuntes y justo se fue cuando llegué. Me acerqué a él y este clavó los ojos en mi cara. Seguramente se dio cuenta de que tenía el ojo izquierdo morado. Como era de noche, tuve la esperanza de que no se notaran mis moretones.

—¿Qué te pasó en la cara? ¿Quién te pegó? —me interrogó, sosteniéndome de los hombros.

—Ahora no es importante, después te digo —dije, apartándolo de mi.

Debo confesar que me sentí feliz de que se preocupara tanto por mi. Las personas suelen ser indiferentes cuando me ven así, quizás no quieren ser indiscretas o no quieren verse involucradas; pero la preocupación de Martín le dio un cálido abrazo a mi niño interior.

El niñero [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora