Azami, la hija del director Yaga, ha vuelto de su viaje de intercambio, solo para encontrarse con su primer amor, Gojo, ahora profesor en el colegio que su padre dirige. La personalidad de Azami ha cambiado y está decidida a enamorar a su profesor...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La Academia era impresionante, tenía demasiadas clases, incluso clubes extracurriculares a los que su padre le mostró cada uno, bromeando cuando pasaron por el de ocultismo, alegando que culposamente era su favorito.
—Tengo una reunión en una hora, me gustaría enseñarte todo yo, pero... —la pelirroja negó con una sonrisa, comprendiendo al director.
—Está bien, puedes ir tranquilo.
—Vamos a la clase 2-A, los profesores están enterados de tu llegada, debes incluirte en clases.
Azami asintió, animada por conocer nuevas personas, debía admitir que estaba algo cansada de los rusos. Por lo que le emocionaba hacer amigos en la Academia.
—Nanami-sensei, ¿Va a revisar la tarea?
Pronto se escucharon abucheos en la que suponía era su clase, estaba frente la puerta, con su padre escuchando la escena confundido.
Masamichi suspiró con una mezcla de resignación y humor.
Azami sonrió, intrigada por los sonidos provenientes del aula. Las risas, las quejas y el murmullo de voces la hicieron imaginar un grupo animado y unido. A pesar de su emoción, sentía un pequeño nudo de nervios en el estómago. Nuevos compañeros, una nueva cultura después de tantos años fuera. Era un reto, pero también una oportunidad.
—Muy bien, aquí es. —dijo Masamichi, abriendo la puerta con una leve inclinación. La conversación en el aula se detuvo de golpe.
La clase, compuesta por unos diez estudiantes, los miró con una mezcla de curiosidad y sorpresa. Delante de ellos, un hombre con un impecable traje beige —sin duda Nanami Kento, pensó Azami— se giró hacia la puerta con su característica expresión seria.
—Yaga-sensei —saludó Nanami con una leve reverencia. Luego dirigió su mirada hacia Azami. —Oh ¿Azami?
Una sonrisa apareció en el rostro de la chica, ¡Era Nanami! Él también era un estudiante de su padre, recordaba molestar al grupo de amigos cuando era pequeña, siempre quería que le ayudaran a colorear, o preguntaba cosas sin sentido.
