XXII

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Un aire otoñal invadía la gran mansión, apenas era el fin del verano y todo marcaba en comienzo de una nueva estación y una etapa que está ansiosa por asomarse; desde la nueva aventura que le espera a la pequeña durmiente en el piso de arriba hast...

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Un aire otoñal invadía la gran mansión, apenas era el fin del verano y todo marcaba en comienzo de una nueva estación y una etapa que está ansiosa por asomarse; desde la nueva aventura que le espera a la pequeña durmiente en el piso de arriba hasta la reciente compañía que dos almas solitarias han estado anelando sin saberlo

— ¿Que clase de vino te gustaría?— dos hombres se encontraban sentados en el mismo sillón rojo de todas las veces en las que se han juntado a beber después de acostar a la pequeña niña

— ni lo piense, la última vez que bebimos yo terminé contándole algo y usted no me dijo nada —  El rubio había soltado una carcajada, finalmente, después de mucho tiempo ríe mucho mas y eso en definitiva hacía sentir a su alma libre

— Muy bien, te contaré sobre- — El rubio que caminaba de regreso hacia el sillón con obviamente una botella de vino en la mano, al estar concentrado más en sus pensamientos que es su caminar choco ruidosamente con una de las 45 enormes radios que Alastor había colocado como parte de la nueva decoración — MIERDA, ALASTOR!

— Eso lleva ahí una semana, no puede decir nada — Alastor sabía que era una mentira, pero Lucifer era más tonto que un gusano — deje el drama y venga al sillón

—eres un- !¿para que quieres tantas radios?! —

— mí madre solía amarlas e inevitablemente me contagio ese amor, va a tener que comprarme tres nuevas si esa se rompió por su torpeza — el castaño tomo de las manos de su jefe el licor del que probablemente se arrepienta de haberlo tomado en la mañana, pero eso será un problema que tendrá que resolver el mayordomo en la mañana

— Que estás diciendo, YO compré todas esas — antes de que el hombre a su lado pudiera reclamarle sobre que el fue quien las compro pero con la tarjeta del rubio, el mayor recordó el problema de la mañana — AHH! POR CIERTO! — tras el grito, alastor dio un brinco en su lugar por el susto manchando su habitual camisa blanca — lo siento. . .  Me gustaría que habláramos sobre ya sabes el problemita en el que te metí

— Me están forzando a casarme con usted, eso es un martirio — Alastor soltó ofendido

— no te estamos forzando, te vamos a pagar — si el castaño se encontraba ofendido nadie se podía imaginar el nivel en el que estaba lucifer, acaso ese hombre no sabe quién es el soltero más codiciado de todo el país? Y todavía le está rogando?

—ni siquiera mi propia madre me obligó a casarme— mucho drama, en esa relación en definitiva un divorcio se va a aproximar

— mira, en serio necesito que me ayudes y tú no pierdes nada! — el rubio froto sus ojos, había tratado con clientes más molestos que alastor pero eso no era su vida personal, que era un verdadero desastre — no se a que llegaron los simios esos y tú abogada de dudosa licencia pero si no acordaron nada, que te parece que tú y yo nos pongamos de acuerdo

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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