PROYECTO ESPERANZA

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Lennah despertó temprano en la habitación del hotel. Las sábanas estaban revueltas y una ligera brisa se colaba por la ventana entreabierta, despejando el aire denso de la noche anterior. Se sentía agotado, pero no por la falta de sueño, sino por la tensión constante de estar en un lugar desconocido, enfrentando un futuro incierto.

El reloj marcaba las 7:00 a.m., y aunque aún tenía algunas horas antes de su reunión con Alan, el nerviosismo lo mantenía inquieto. Se levantó de la cama y se dirigió al baño para darse una ducha rápida. Mientras el agua tibia corría por su piel, no dejaba de pensar en la propuesta de Alan.

Después de vestirse, salió de su habitación y decidió dar un breve paseo por las calles de Nueva York. El aire fresco le ayudó a despejar la mente. Observó a la gente apresurada, los taxis amarillos zigzagueando por la carretera y el bullicio que caracterizaba a la ciudad. En ese momento, se sintió un poco más decidido.

Al regresar al bar, todavía no había abierto. Entró y se sintió un poco más en casa entre los muebles oscuros y la suave luz que comenzaba a iluminar el espacio. La oficina de Alan estaba al fondo, tras una puerta negra que lo había intrigado desde su primer día. Con el corazón acelerado, se acercó a la puerta y llamó suavemente.

"Adelante", respondió una voz profunda desde dentro.

Al entrar, encontró a Alan revisando unos papeles. Alzó la mirada y sonrió, un gesto que Lennah no pudo descifrar del todo. "Buenos días, Lennah. Me alegra que hayas venido".

"Gracias por la invitación, señor Wilson", respondió, tratando de sonar más seguro de lo que se sentía.

Alan se reclinó en su silla, observándolo con una mezcla de interés y algo más que Lennah no podía identificar. "Quiero hablarte sobre el Proyecto Esperanza y tu posible participación. Este proyecto es crucial para nuestra empresa, y creo que podrías aportar algo valioso".

Lennah asintió, intentando captar toda la información. "¿En qué consistirá mi trabajo exactamente?"

Alan se puso de pie, gesticulando mientras hablaba. "Buscamos involucrar a la comunidad en nuestra iniciativa, que tiene como objetivo mejorar la salud pública y la calidad de vida. Necesitamos a alguien que sepa cómo comunicarse con la gente, que entienda su perspectiva. Y tú, con tu formación en comunicación y marketing, eres la persona ideal".

Lennah sintió una chispa de esperanza, pero también un ligero temor. "Me encantaría ayudar, pero... ¿por qué yo? Apenas tengo experiencia".

"Esa es precisamente la belleza de esta oportunidad", dijo Alan, acercándose un poco más. "Necesitamos una voz fresca. Además, estoy seguro de que puedes aprender rápidamente".

Mientras hablaban, Lennah sintió que las palabras de Alan escondían algo más. La mirada de Alan era intensa, y aunque parecía ser sincero, había algo inquietante en su postura. "Esto suena emocionante, señor Wilson. Estoy dispuesto a ayudar".

Alan sonrió, como si hubiera ganado algo más que una simple colaboración. "Perfecto. Comencemos a trabajar en esto juntos. Te guiaré en cada paso. Pero recuerda, el compromiso debe ser total".

Lennah asintió, sintiendo un nudo en el estómago, como si hubiera cruzado una línea que no podía retroceder.

"Vamos, te mostraré algunas cosas sobre el proyecto y cómo podemos implementarlas en el bar. Tendrás que hablar con algunos de nuestros socios, pero estoy seguro de que puedes manejarlo".

Lennah se acomodó en la silla frente al escritorio de Alan mientras este comenzaba a desglosar los aspectos del Proyecto Esperanza. A medida que Alan hablaba, sus gestos eran enérgicos y su entusiasmo palpable. Hablaba de campañas de concienciación, de charlas en la comunidad y de involucrar a grupos locales. Lennah escuchaba, intrigado por la posibilidad de hacer una diferencia, pero también consciente de la intensidad con la que Alan parecía abordar el tema.

"Necesitamos generar interés y confianza", decía Alan, pasando de un documento a otro. "Los métodos tradicionales ya no son suficientes. Quiero que uses tus habilidades para conectar con las personas a un nivel más profundo. ¿Puedes hacerlo?"

"Sí, creo que sí", respondió Lennah, aunque en el fondo tenía dudas sobre su capacidad para cumplir con las expectativas de Alan.

"Excelente", dijo Alan, sonriendo de una manera que lo hacía parecer casi predador. "Te tengo una sorpresa. Mañana comenzaremos con una reunión con Arthur Miller, el principal director de la campaña. Es una figura clave en el proyecto, y creo que verás que es un tipo fascinante".

Lennah sintió un escalofrío al escuchar el nombre de Arthur. Había oído hablar de él en el bar, conocido como un magnate de la farmacología, pero también como alguien que imponía respeto y temor. "¿Arthur Miller? He oído que es... muy exitoso".

Alan asintió, pero su sonrisa se volvió más estrecha. "Sí, es un hombre de negocios brillante. Pero más que eso, es un visionario. Te impresionará, estoy seguro. A veces puede ser un poco... intenso, pero tiene una visión que podría llevar este proyecto a otro nivel".

Lennah trató de ocultar su inquietud. La idea de conocer a Arthur lo llenaba de nervios. La imagen del hombre alto, con su cabello negro y su porte dominante, llenaba su mente. "¿Qué espera de mí en la reunión?"

"Solo sé tú mismo y comparte tus ideas", aconsejó Alan. "Arthur aprecia la sinceridad, aunque a veces puede ser un poco duro. Pero estoy seguro de que verás lo que esta campaña puede significar para ti".

Lennah tomó una respiración profunda, sintiendo que cada momento se volvía más significativo. "Está bien, lo haré", dijo, decidido a no dejar que el miedo lo detuviera.

La conversación se desvió hacia otros detalles logísticos del proyecto, y mientras hablaban, Lennah notó cómo la atmósfera en la oficina se cargaba de una tensión apenas palpable. Alan lo miraba con una intensidad que lo hacía sentir incómodo, pero también intrigado. Había una atracción extraña hacia la energía que Alan emanaba, a pesar de la inquietud que le causaba.

Finalmente, la reunión concluyó y Alan se levantó. "Recuerda, Lennah. Este proyecto puede ser el comienzo de algo grande para ti. No te limites. Aprovecha cada oportunidad".

Lennah asintió, sintiendo una mezcla de esperanza y ansiedad. "Lo haré, señor Wilson. Gracias por la oportunidad".

Alan se dirigió hacia la puerta y, antes de salir, se volvió hacia Lennah con una sonrisa enigmática. "Estoy ansioso por ver lo que traerás a la mesa. Hasta mañana".

Después de que Alan se fue, Lennah se quedó solo en la oficina, reflexionando sobre lo que había sucedido. La idea de trabajar en un proyecto tan significativo lo emocionaba, pero la presencia dominante de Alan y la promesa de conocer a Arthur Miller lo mantenían alerta.

Salió de la oficina y se dirigió hacia la barra, donde Max lo esperaba. "¿Cómo te fue?" preguntó, mientras comenzaba a limpiar algunas copas.

"Fue interesante", respondió Lennah, tratando de ocultar su nerviosismo. "Hablamos sobre el Proyecto Esperanza y... me reuniré con Arthur mañana".

Max levantó una ceja, sorprendido. "¿Arthur Miller? Wow, eso es grande. Tienes que estar emocionado".

"Sí, claro", dijo Lennah, tratando de sonar más seguro de lo que realmente se sentía. "Solo espero estar a la altura".

Max le dio una palmada en la espalda. "Confía en ti mismo, amigo. Eres más capaz de lo que crees. Tienes esto".

Lennah sonrió, agradecido por el apoyo de su amigo. Sin embargo, en el fondo, una voz le decía que la verdadera prueba estaba por venir. La idea de la reunión con Arthur lo mantenía inquieto, y se preguntaba cómo sería esa interacción.

Al caer la noche, el bar comenzó a llenarse de clientes. Lennah se sumergió en su trabajo, sirviendo tragos y atendiendo a los clientes, intentando distraer su mente. Sin embargo, la preocupación seguía acechándolo. ¿Qué pasaría si Arthur no lo aceptaba? ¿Y si Alan tenía motivos ocultos para involucrarlo en el proyecto?

Esa noche, mientras limpiaba vasos y reía con los clientes, no podía dejar de pensar en lo que le esperaba al día siguiente. A medida que las horas avanzaban, su corazón latía más rápido con cada pensamiento sobre la reunión. En algún lugar dentro de él, sentía que estaba a punto de dar un gran paso.





ENTRE CADENAS MALDITAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora