Algunos pelearon
Algunos conquistaron
Algunos sobrevivieron
Algunos se quedaron para la historia
Otros solo vivieron lo suficiente para que supiéramos que estaban allí.
Esta no es una historia, son varias y cada una dejó un legado inolvidable en la...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La poeta acadia Enheduanna (m. 2285-2250 a.C) es la primera autora en el mundo conocida por su nombre y era hija de Sargón de Acad (Sargón el Grande, r. 2334-2279 a.c). No se sabe si Enheduanna era, de hecho, un pariente consanguíneo de Sargón o si el título era figurativo.
Está claro, sin embargo, que Sargón depositó una enorme confianza en Enheduanna al elevarla a la posición de suma sacerdotisa del templo más importante de Sumer (en la ciudad de Ur) y dejarle la responsabilidad de fusionar a los dioses sumerios y acadios para crear la estabilidad. su imperio necesitaba prosperar.
Además, se le atribuye la creación de los paradigmas de poesía, salmos y oraciones utilizados en todo el mundo antiguo, lo que condujo al desarrollo de los géneros reconocidos hoy. El académico Paul Kriwaczek escribio
Sus composiciones, aunque redescubiertas sólo en los tiempos modernos, siguieron siendo modelos de oración petitoria durante [siglos]. A través de los babilonios influyeron e inspiraron las oraciones y los salmos de la Biblia hebrea y los himnos homéricos de Grecia. A través de ellos, incluso se pueden escuchar débiles ecos de Enheduanna, el primer autor literario nombrado en la historia, en la himnología de la iglesia cristiana primitiva.
Su influencia durante su vida fue tan impresionante como su legado literario. Enheduanna, que su padre le confió una gran responsabilidad, no solo superó estas expectativas, sino que cambió toda la cultura. A través de sus obras escritas, alteró la naturaleza misma de los dioses mesopotámicos y la percepción que la gente tenía de lo divino.
El nombre de Enheduanna se traduce como "Suma Sacerdotisa de An" (el dios del cielo) o "En-Sacerdotisa, esposa del dios Nanna". Ella vino de la ciudad norteña de Akkad y, como señala Kriwaczek, "habría tenido un nombre de nacimiento semita [pero] al mudarse a Ur, el corazón mismo de la cultura sumeria, asumió un título oficial sumerio: Enheduanna - 'En' (Sumo Sacerdote o Sacerdotisa); 'hedu' (adorno); 'Ana' (del cielo)" (120).
Organizó y presidió el complejo de templos de la ciudad, el corazón de la ciudad, y se mantuvo firme contra un intento de golpe de un rebelde sumerio llamado Lugal-Ane que la obligó a exiliarse. El Imperio acadio, a pesar de toda la riqueza y estabilidad que trajo a la región, estuvo constantemente plagado de revueltas en las distintas regiones bajo su control. Una de las responsabilidades de Enheduanna en la región de Sumer habría sido mantener a la población bajo control a través de la religión.
En el caso de Lugal-Ane, sin embargo, parece haberse sentido superada, al menos al principio. En su poema La exaltación de Inanna, cuenta la historia de su expulsión de su puesto como suma sacerdotisa y su exilio. Ella escribe un pedido de ayuda a la diosa Inanna pidiéndole que le pida ayuda al dios An:
Me trajeron ofrendas funerarias, como si nunca hubiera vivido allí.
Me acerqué a la luz, pero la luz me quemó.
Me acerqué a la sombra, pero estaba cubierta por una tormenta.
Mi boca de miel se puso espumosa. ¡Cuéntale a An sobre Lugal-Ane y mi destino!
¡Que An deshaga esto por mí! Tan pronto como le cuentes a An sobre esto, An me liberará. (líneas 67-76)
Al parecer, Inanna escuchó su oración y, mediante la intercesión divina, Enheduanna finalmente fue restaurada al lugar que le correspondía en el templo. Parece haber sido la primera mujer en ocupar este cargo en Ur y su comportamiento como suma sacerdotisa habría servido de modelo ejemplar para quienes la siguieron.
Dejando de lado la habilidad y la belleza de estas obras, su impacto en la teología mesopotámica fue profundo. Enheduanna acercó a los dioses a la gente de la tierra, sintetizando las creencias sumerias y acadias, para crear una comprensión más rica que la que ambos habían tenido antes. Las reflexiones de Enheduanna sobre el dios de la luna Nanna, por ejemplo, lo convirtieron en un personaje más profundo y comprensivo, y elevó a Inanna de una deidad vegetativa local a la todopoderosa Reina del Cielo. Estas dos deidades, y a las demás las transformó a través de su trabajo, parecían más compasivos que antes; dioses para todas las personas y no sólo para los sumerios o acadios.
Además de sus obras más extensas, escribió cuarenta y dos poemas breves sobre una amplia gama de temas, desde la frustración personal y la esperanza hasta la piedad religiosa y los efectos de la guerra. Sin embargo, a menudo se ignora su genio político para ayudar a consolidar un imperio. Sus contribuciones literarias fueron tan impresionantes que tendemos a olvidar la razón por la que fue enviada a Ur en primer lugar o el importante papel que desempeñó al ayudar a fusionar diferentes tradiciones religiosas y culturas.
Durante su vida, y durante los siglos siguientes, fue honrada como una gran poeta y escritora. Según la académica Gwendolyn Leick, “causó una enorme impresión en generaciones de escribas después de su vida; sus obras fueron copiadas y leídas siglos después de su muerte”. Gracias a la brillantez de Enheduanna al crear un panteón de dioses en el que toda Mesopotamia podía creer, ayudó a sentar las bases espirituales para el primer imperio multicultural y multilingüe estable del mundo; y a través de las obras que dejó, influyó e inspiró a siglos de escritores y poetas en su creación de una literatura que tocó millones de vidas y ayudó a dar forma a civilizaciones enteras durante miles de años.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
