Llegada a un lugar desconocido

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Perdido. Así es como se sentía después de bajarse de ese condenado avión.

En modo automático pasó por el control y recogió sus maletas. Necesitaba salir y pedir un taxi qué lo llevara a una estación de metro, para después viajar a La Rochelle y de ahí a Vieux-Porte. Toda una aventura.

Consiguió sin problemas un taxi qué lo llevara a la estación de metro más cercana (con la reciente sorpresa de ver lo caro que había resultado eso), sin embargo lo del boleto bueno, sabía que debería haber estudiado francés en la escuela.

-Quiero un boleto a La Rochelle.-dijo por quinta vez.

-Pourquoi venir dans un pays où tu ne sais pas communiquer, foutus Britanniques ? Je ne comprends pas monsieur, parlez plus lentement.

Cansado, Harry señaló la cabina en la que el molesto trabajador se encontraba.

-Boleto. Yo. La Rochelle.-dijo entrecortadamente.

-Ah, je l'ai déjà dit, un billet pour La Rochelle. Tout de suite monsieur.

20 minutos después, Harry se encontraba sentado en un tren todavía tratando de analizar todo el escándalo que había resultado comprar un simple boleto. Odiosos franceses y su complejo de superioridad.

La Rochelle era simplemente hermosa, magnífica, espléndida y un millón de cosas más. Sabía que tenía que llegar Vieux-Porte lo antes posible, ya que sus padres le avisaron con anticipación que unos tal "Dubois" lo esperaban a las 3 en punto en la estación de Vieux-Porte, aunque no estaba seguro de si eso era una religión o algo por el estilo.

15 minutos después, se encontraba saliendo de la estación listo para dirigirse a la "estación" que resultó ser un pequeño espacio con información sobre los horarios del metro y algunas sillas para esperar.

En cuanto se acercó, 2 personas (dedujo que un matrimonio) se acercaron  a el.

-Monsieur Potter?-preguntó el hombre.
-Si?

Pánico era la emoción del momento. Estaba seguro de que no podría seguir el ritmo de habla de los ancianos (no había podido seguir el de los encargados del metro), sin embargo, la vida no lo cansaba de sus sorpresas.

-Me alego mucho de verglo monsieur Potter.-dijo el anciano (en inglés para sorpresa de Harry) con un acento extremadamente marcado.-Yo soy Gus y ella es mi esposa Victore.-dijo señalando a la mujer a su lado.

Claro, Dubois no podía ser otra cosa más que el apellido de esa familia.

-Pergmitame ayudarlo con esa maleta, monsieur.-exclamó la anciana.

-No, está bien. Yo puedo llevarla.
-No sea ridículo, yo la llevaré.

Ningún esfuerzo de llevarle la contraria funcionó. Para cuando por fin Victore soltó la maleta, Harry descubrió que estaban en frente de una pequeña camioneta.

-Suba monsieur, lo llevaremos a su hogar temporal.

Cuando se trataba de sus tíos, Harry pensaba en algo: lujos. La verdad es que conocía poco, pero sabía que a la empresa de su tío le iba muy bien y aunque su primo Dudley no había terminado más que la preparatoria, tenía muy buen olfato para los negocios.

Habían ido a visitarlos en fechas importantes como cumpleaños, navidad, año nuevo, esas cosas, y siempre le sorprendía esa casa en el centro de Londres llena de cosas lujosas.

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⏰ Última actualización: Oct 31 ⏰

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