Capítulo 4

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La Vida Cotidiana

Una semana después, la rutina ya se sentía establecida.

Compartían cenas, veían películas y, de vez en cuando, salían juntos al supermercado o a dar una vuelta por el parque.

Esa noche, después de un largo día de entrenamiento y varios enfrentamientos entre ellos, decidieron cocinar algo juntos.

—¿Qué tal si hacemos pasta? —sugirió shu, mientras abría la nevera.

—Perfecto. Yo me encargo de la salsa, tú de la pasta —respondió valt, tomando los ingredientes que necesitaban.

- No querrás decir lavar los trastes —hablo shu, mientras sacaba varios ingredientes

- oye q malo - dijo valt

Trabajaban en sincronía, como si llevaran años haciendo lo mismo.

Entre risas y comentarios, comenzaron a preparar la comida.

—Siempre pensé que vivir con alguien sería más complicado —dijo valt, mientras removía la salsa —. Y después de vivir con mis hermanos pensé q nada me sorprendería pero contigo es fácil. Todo fluye.

Shu asintió, concentrado en cortar los tomates y preparando la pasta.

—Supongo que es porque ya nos conocemos. No hay sorpresas. Sabemos lo que el otro necesita.

Valt se quedó en silencio, observándolo.

Le llamó la atención la forma en que shu se concentraba en la cocina, como si cada detalle fuera importante.

—Oye, ¿alguna vez te has preguntado por qué nunca perdimos contacto? —preguntó valt de repente.

Shu se detuvo un momento, pensativo.

—No lo sé valt. Quizás porque siempre supimos que nuestra amistad era muy importante. Es raro, pero contigo siempre he sentido que hay una especie de... conexión.

Valt asintió, pareciendo entender. A veces, se encontraba a sí mismo pensando lo mismo, pero nunca se lo había dicho a shu ni en persona ni por teléfono.

Terminaron de cocinar y se sentaron a cenar, charlando sobre todo y  a la vez de nada, disfrutando de la compañía que se daban el uno al otro.

Al terminar, decidieron ver una película, como solían hacer los fines de semana como cuando eran muy pequeños.

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El sábado por la tarde, mientras ambos descansaban en el sofá, valt se levantó y comenzó a examinar las fotos en la estantería.

Había fotos de su juventud, de viajes, de torneos, unos cuantos trofeos no solo de el si no también de shu y varias fotos y recuerdos de momentos importantes en sus vidas.

—¿Te acuerdas de esto? —preguntó, señalando una foto de ambos en la playa, con las camisetas empapadas y riendo.

—Claro —respondió shu—. Ese día casi nos ahogamos, pero fue uno de los mejores días de mi vida. Nunca me reí tanto.

Valt se rió, recordando el momento.

—Siempre era yo que nos metía en problemas. Y tu siempre era el que terminaba empapado y en el peor de los casos lecionado.

- Pues valt por ti muchas veces termine metido en cosas feas pero por ti también termine aprendiendo a como jugar con el bey, a comk competir o simplemente aprendi otras cosas, eres la persona a la q llamaría para ir de aventura así me estés por matar en el proceso —dijo shu, sonriendo.

Valt dejó la foto y se sentó a su lado, con una expresión pensativa.

—A veces pienso que somos como dos viejos amigos que no han crecido —murmuró valt—. Es como si siempre fuéramos esos chicos de la playa, o los q están jugando en una arena bey  metiéndonos en problemas y riéndonos de todo.

—Quizás es porque no hemos tenido que cambiar. O quizás es porque siempre hemos estado juntos, incluso cuando estábamos lejos.

Hubo un silencio entre ellos, cómodo, como tantos otros. Pero esta vez, shu sintió una conexión más fuerte, algo que no supo identificar, pero que lo hizo sentirse más cercano a valt de lo que había sentido en años.

Ambos se acomodaron en el sofá, y sin decir nada, continuaron viendo la película. Shu apoyó la cabeza en el hombro de valt, como si fuera lo más natural del mundo, y valt no se apartó.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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