Cinco años después de Oxford, Harry cree que lo tiene todo resuelto. El dinero, la casa, el trabajo, la esposa.
Hasta que se cruza de nuevo con Louis y todo sigue igual que antes. Casi.
Segunda Parte de I Would Rather Go Blind
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Histori...
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La semana pasó volando en un torbellino de anticipación para Harry. Cada día parecía difuminarse mientras contaba las horas hasta que pudiera escaparse el fin de semana con Louis. Sin embargo, en medio de su emoción, su relación con Camille se deterioró aún más. Incapaz de continuar con la farsa, Harry se distanció, evitando el contacto físico y fingiendo agotamiento para evitar momentos íntimos.
A medida que se acercaba el fin de semana y Harry preparaba sus maletas con gran expectación, su entusiasmo alcanzaba su punto álgido. Revisó y volvió a revisar meticulosamente sus pertenencias, asegurándose de que tuviera todo lo que necesitaba para el tiempo que pasarían juntos. El pequeño regalo que había elegido para Louis se encontraba entre sus pertenencias, una muestra de su afecto y emoción por su inminente reencuentro.
El escepticismo de Camille sobre la escapada de fin de semana no hizo más que aumentar la tensión entre ellos. Ella lo bombardeó con preguntas durante toda la semana, exigiéndole saber todos los detalles de sus planes. Con cada mentira que él inventaba para apaciguar su curiosidad, se le hacía más fácil engañarla, pues las falsedades se le escapaban de la lengua con facilidad practicada.
Cuando el reloj marcó el mediodía del día de la partida, Harry cerró rápidamente la cremallera de sus maletas y se dirigió a la planta baja, con el corazón palpitando de emoción. Vestido con un impecable atuendo de color crema y blanco, exudaba un aire de emoción y libertad. La mirada de desaprobación de Camille lo encontró en la puerta, pero la ignoró, ansioso por escapar al santuario de su auto y comenzar su viaje hacia Louis.
Cuando la voz de Camille resonó detrás de él, los pasos de Harry vacilaron, su mano se quedó en el picaporte. El reproche en su tono lo atravesó, despertando la culpa en su pecho. Se giró para mirarla a los ojos, encontrándolos llenos de un tumulto de emociones.
Con un profundo suspiro, Harry dejó su equipo de golf y su bolso de lona del maletero de su coche antes de volver al lado de Camille. Ella lo miró con una suave sonrisa, sus ojos rebosantes de afecto y anhelo. En ese momento, Harry sintió mal por la distancia que había puesto entre ellos, por los secretos que albergaba y el amor que no podía corresponder.
Mientras se ponía de puntillas y le rodeaba el cuello con los brazos, atrayéndolo hacia un beso apasionado, la mente de Harry se llenó de pensamientos contradictorios. Sus labios se presionaron contra los suyos, cálidos y ansiosos, pero su respuesta fue vacilante, sus manos flotando torpemente en el aire detrás de ella.
Cuando finalmente se separaron, Camille se sonrojó por la emoción. -Te extrañaré-, susurró suavemente, con la voz teñida de añoranza.
Una sonrisa forzada se dibujó en los labios de Harry mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas. -Hasta pronto-, logró responder, con la voz teñida de incertidumbre.
Tras echarle una última mirada a Camille, Harry bajó las escaleras y se metió en su coche, con el peso de sus secretos sobre los hombros. Mientras se alejaba, la promesa de libertad y amor lo atraía hacia adelante, pero el dolor en su corazón seguía ahí, un recordatorio de la maraña de emociones que había dejado atrás.
