Capitulo 17

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Me levanté de la cama apagado, como todos los días. Tomé una ducha con agua fría y me vestí, todo se estaba convirtiendo en monótono.
Me veía terriblemente mal, en el espejo, no parecía el hombre que siempre fui. Incluso me veía más viejo, demacrado, mucho más delgado y ojeroso.
Tomé una taza de café, mi estómago estaba cerrado, agarré mi maletín y conduje hasta el bufete de abogados.
El trabajo era lo único que me sacaba de mi miseria. Creí amar a Isabella, pero no, no era así. Era como un espejismo, mi verdadero amor ahora estaba a kilómetros y fui tan cobarde de dejarla ir.
—Harry. —entró la pelirroja a mi oficina. —Tenemos problemas.
— ¿Qué sucede? —suspiré cansado.
—Estoy en cinta.
Abrí la boca abiertamente ¿En cinta? Si me había protegido todas las veces.
—Imposible.
Isabella me entregó una hoja con la prueba de sangre.
— ¿Recuerdas aquella noche en la corrida de motos? Lo hicimos rápidamente en el baño, sin protección.
Recordé esa noche, tenía razón, no nos habíamos protegido.
—Me casaré contigo a penas trámite el divorcio.
Isabella sonrió.
— ¿Es enserio?
Asentí.
— ¿Viviremos en la mansión Styles?
—Isabella... —murmuré cansado. —Sabes que no puedo llevarte ahí, pero te compraré otra casa.
—Yo quiero vivir ahí. —parecía niña pequeña haciendo caprichos.
—No.
—Entonces me largaré con mi hijo.
No podía permitir aquello, _______ se había largado con mis hijos y estaba solo, ese pequeño crio era mi única esperanza de tener compañía el resto de los años que me quedaran.
—Este bien. —accedí.
— ¡Te amo, te amo, te amo! —me besó.
Ya no disfrutaba sus besos y sus te amo me daban igual, había sido todo mi culpa, pero si tan solo ella no hubiese aparecido en mi vida, quizá las cosas fueran distintas.
—Has tus maletas, mañana te mudas a casa, te llevaré con un ginecólogo a revisarte, según las fechas debes tener ya cuatro meses.
Ahora que la miraba me preguntaba como no lo había notado, Isabella se veía mucho más rellenita.
Salí del despacho cansado, lo único que hice al llegar fue dormir y dormir. Mañana no iría al bufette porque Isabella tenía que instalarse.
Odiaba la idea de meterla aquí, sentía que era una traición no solo a _____, también a mis hijos. En esta casa los habíamos criado, habíamos compartido juntos nuestras mejores experiencias. ¿Quién era yo para meter a una intrusa?
Si, eso era, una intrusa, Isabella era la intrusa.
Otro día llego con sus maletas, se instalo en la alcoba principal, en la misma cama donde antes dormía con _____, donde tantas veces habíamos hecho el amor.
Mientras Isabella dormía me levanté de la cama y salí al jardín, me senté al borde de la piscina y metí mis pies en ella, sentí el agua helada relajarme.
Cerré los ojos y recordé todos esos momentos aquí con ella, todas esas tardes en familia, y realmente la extrañé como jamás creí extrañarla.

Llega la noche.
Descuelgo la desgana de mi vida
y marco en el teléfono la matrícula de tu coche.
Aceptas 2 segundos antes de mi propuesta.
Preparo la casa y tacho de golpe
esos renglones que dicen que te perdí.
Abro la puerta como si fuera 6 de enero
y tus ojos al primer disparo pasan a limpio mi biografía,
ese lugar del que no debiste haber salido.

No quiero que acabe este abrazo,
no deberíamos aceptar la caducidad del paraíso.

Me cuentas que has vivido entre paréntesis
y que la soledad es algo parecido a la vida en diferido.
yo te cuento que estoy hecho a tu medida
como otros están ya hechos a una enfermedad incurable
y te cuento que conocí a otra
pero que querer acostarse con una mujer
no es lo mismo que querer despertarse con ella
porque hay chicas que te alegran la piel
pero no el corazón.

Nos callamos, tú miras el vaso entre tus manos.
La ropa cae y arrastra consigo
una tonelada de tristeza.

Luego duermes y yo pienso
que tal vez sólo sea posible el amor
cuando no lo retienes como a un preso
porque siempre querrá escapar.
Quizá deberíamos aceptar la posibilidad
de la caducidad del paraíso,
tolerar la intermitencia de la felicidad,
no meternos más en la boca la palabra porvenir
y agradecer que estés aquí ahora.

Me llamaste diciendo que venías hacia mi casa,
no quise dejar a medias el capítulo de mi novela,
así que abrí el poemario y me apareció esto entre las manos,
cuando te fuiste (otra vez) lo tuve que volver a leer,
una y mil veces más...

El poema vino a mi mente, abrí los ojos y me dije que había cometido el error más grande de mi vida ¿Pero como enmendarlo? Ella lo había dicho, estaba con alguien más y ahora yo tenía una nueva obligación, un hijo, con otra mujer, con alguien que no era _______, mi ______. Era raro decirlo.

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Holaa perdón por no haber subido nuevos capítulos, mil disculpas! 

Voten y comenten Por favor:)

Los quiero♥


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⏰ Última actualización: Jul 15, 2015 ⏰

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El Mejor amigo de papa 2 ''Harry y tu'' AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora