Capítulo 4: Los Guardianes de la Sombra

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Estaba de pie en un campo abierto, bajo un cielo teñido de tonos oscuros, con nubes que se retorcían como si estuvieran vivas

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Estaba de pie en un campo abierto, bajo un cielo teñido de tonos oscuros, con nubes que se retorcían como si estuvieran vivas. Frente a ella, una figura alta y con un inmensa sombra la observaba. Su rostro era indistinguible, cubierto por una capucha oscura, pero sus ojos brillaban con una intensidad que hacía que Leonor quisiera correr de su lado. Sin embargo, sus pies estaban pegados al suelo inmóviles.

—Leonor — dijo la figura con una voz fría como el hielo. —Eres la última. El equilibrio depende de ti.

El viento rugió a su alrededor, arrastrando hojas y polvo, y Leonor sintió que su cuerpo temblaba. —¿Qué quieres de mí? — gritó, aunque su voz se perdió en el vendaval.

La figura avanzó, deslizándose sobre el suelo, sin dejar huellas. —No es lo que quiero de ti... es lo que tú debes hacer. El jardín te eligió como la ultima sucesora, como eligió a tus antecesores. Ellos fallaron. Ahora es tu turno de restaurar lo que se rompió.

Leonor sintió una oleada de emociones, de memorias que no reconocía como si no fueran de ella, sino de alguien mas. Algo estaba mal, algo en su interior luchaba por salir a la superficie, pero no entendía qué era. —¿Restaurar? ¿Qué fue lo que se rompió?

La figura extendío una mano huesuda hacia ella, y Leonor vio cómo las sombras de sus dedos se alargaban como garras, acercándose a su rostro. "Es tu deber"

Y en ese instante, el mundo volvió a estallar en sombras y luz, arrojando a Leonor de vuelta al jardín.

...

Cayó al suelo, jadeando, con el corazón latiendo desbocado en su pecho. Argos estaba junto a ella, con mucha preocupación.

—Te advertí que no debías tocarla —dijo en un tono más suave.

—¿Qué fue eso? — Leonor trató de recomponerse, pero las imágenes del recuerdo seguían latiendo en su mente. —¿Quién era esa figura?

—Alguien... o algo... que está ligado al jardín de una manera que ni siquiera yo puedo comprender del todo, pero lo que se es que era un espiritu atrapado, quizo agarrar tu mano para poder salir de ese lugar — Argos la miró con seriedad. —Pero te están buscando. No puedes seguir impidiendo tu destino, Leonor

Leonor apretó los dientes. Sabía que el jardín guardaba secretos oscuros, pero no esperaba que estuvieran tan entrelazados con su propia vida. Sin embargo, algo dentro de ella comenzaba a despertar. Algo que no podía ignorar.

—Entonces debo seguir buscando — dijo, levantándose con esfuerzo. —Debo encontrar las respuestas. Y debo enfrentar lo que sea que me espera.

Argos ascendiendo, y juntos, continuaron adentrándose en las sombras del jardín, sabiendo que lo peor aún estaba por venir.

...

 Leonor y Argos avanzaban, y cada paso que daban se encontraban con animales diferentes, animales los cuales habian sido modificados o diseñados para este mundo. 

El jardin de los recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora