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— ¡Osamu! — llamó un quejumbroso Chuuya mientras entraba al departamento de su novio

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— ¡Osamu! — llamó un quejumbroso Chuuya mientras entraba al departamento de su novio.

— ¿Qué pasó, bebé?— preguntó Dazai como si nada desde su sofá.

— ¡No puedo creer que me hayas dejado con las ganas! ¡Eres un jodido idiota!— El pelirrojo hizo un puchero mientras se sentaba en el regazo de su novio.

— Te dije claramente que si te follaba en ese baño nos iban a descubrir, te recuerdo que todavía no puedes ni soportar la punta cada que follamos, no me iba a arriesgar a que pensaran en ti desnudo — dijo Osamu mientras posaba sus marcadas y venosas manos en la pequeña cintura de Chuuya.

— Pero hoy es viernes, tenemos todo el fin de semana, yo digo que deberías de coger — rió bajo Chuuya mientras intentaba quitar la camisa de Dazai.

— ¿Estás seguro de que quieres esto? Se suponía que este fin de semana iríamos a la feria que llegó a la ciudad, si lo hacemos no podremos ir.

— No importa, quiero que me hagas el amor así como a ambos nos gusta.— comenzó a mover su trasero por encima de la tela que guardaba el miembro de Osamu.

— C-Chuu...—Osamu echó la cabeza hacia atrás mientras disfrutaba del movimiento de caderas de su novio.

Chuuya bajó sus manos a la hebilla del cinturón del pantalón de Osamu, para bajar el bóxer junto al pantalón del contrario. El pelirrojo se levantó para imitar la acción anterior.

— ¿Qué estás haciendo? Te vas a lastimar. Chuu, deja te preparo, corazón — lo detuvo Dazai antes de que comenzará a ingresarlo dentro suyo.

— Con lo de esta tarde y antes de llegar me preparé, no te preocupes — mintio — Déjame hacerlo esta vez, no habrá algún problema — y con aquellas palabras,Chuuya comenzó a bajar sus caderas por el miembro de Osamu.

Chuuya frunció el ceño mientras soltaba un quejido de dolor.

— Te lo dije, apenas entraste la punta y ya estás quejándote, ¿por qué eres tan testarudo? — suspiró Osamu mientras acariciaba la cadera de Chuuya.

— E-estoy bien...— gimió Nakahara mientras seguía bajando con suma lentitud.

— Te vas a lastimar, deberías dejar que te ayude, príncipe.

— Si pude en nuestro primer encuentro, ¿cuál es la diferencia ahora? — interrogó chuuya , para luego tomar aire y de un solo movimiento meter la polla de su novio lo más profundo que su cuerpo podía. O sea, todo.

Osamu viro los ojos, sabía que sin importar lo que dijera, Chuuya no le haría caso alguno.

Ambos se quedaron quietos, Osamu no se atrevía a moverse, ya que sabía que si lo hacía, podía lastimar a su lindo novio y eso sería algo que nunca se perdonaría. Y chuuya por su parte, solo estaba esperando que el dolor bajara para comenzar a saltar sobre aquel exquisito trozo de carne.

27 cm¹ | soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora