Capítulo 1: Supervivencia en el Mundo Devastado - Los Niños Alfa y Omega

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Capítulo 1: Supervivencia en el Mundo Devastado – Los Niños Alfa y Omega

El Esplendor Perdido del Planeta Hoshiba

Hoshiba, un planeta tres veces más grande que la Tierra, era un mundo de belleza indescriptible, donde los paisajes se extendían entre vastos bosques espirituales, montañas coronadas por nubes cristalinas y océanos que reflejaban un cielo limpio como un espejo infinito. La flora y fauna del planeta respiraban al compás de su energía espiritual, el Ki, una fuerza vital que fluía por cada ser viviente, conectando el alma del planeta con sus habitantes. En este paraíso, el ciclo natural no era solo un mecanismo biológico, sino un ritual sagrado que mantenía el equilibrio entre la vida y la muerte, el renacimiento y la memoria ancestral.

Los Hoshibas, la especie dominante del planeta, eran seres magníficos divididos en dos castas: los Alfas y los Omegas, ambos géneros masculinos. Los Alfas, con su constitución fuerte y su imponente aspecto lupino, poseían una conexión profunda con el instinto y el combate. Sus cuerpos eran altos, cubiertos de pelaje elegante, con garras y colas que manifestaban su lado más animal. Eran los guardianes de su gente y los líderes naturales en tiempos de peligro. Por otro lado, los Omegas eran la contraparte espiritual de los Alfas. A simple vista parecían hombres humanos, pero su sensibilidad y su conexión con el Ki los hacían únicos. Eran frágiles físicamente, pero su sabiduría y habilidades espirituales compensaban con creces cualquier carencia. Ellos gestaban nueva vida y eran capaces de canalizar el Ki para curar, proteger o incluso manipular la energía misma del planeta.

En Hoshiba, no existía la división que suele separar lo espiritual de lo material. La unión entre los Alfas y los Omegas representaba el equilibrio perfecto entre cuerpo y alma, una danza entre fuerza y compasión, instinto y razón. Las leyendas hablaban de entidades cósmicas que, atraídas por el flujo inagotable de Ki, habían encarnado en este planeta durante milenios, alimentando la mitología y los rituales sagrados que mantenían viva la identidad de los Hoshibas. En cada rincón del planeta, la energía espiritual se manifestaba en formas visibles: nieblas doradas que surcaban los valles, corrientes de agua que brillaban con luz interior, y constelaciones reflejadas en el océano que parecían marcar el destino de sus habitantes.

La Caída del Paraíso y la Larga Noche de 90 Años

Pero ese mundo de armonía quedó destrozado hace 90 años, cuando una serie de desastres naturales inexplicables comenzó a asolar el planeta. Las erupciones volcánicas devastaron las regiones más fértiles, los mares se volvieron salvajes y tormentas incesantes oscurecieron los cielos, sumiendo a Hoshiba en una noche perpetua. Nadie en el planeta entendía qué había provocado esta destrucción, pero la supervivencia se volvió la única prioridad. Las antiguas aldeas fueron abandonadas y los templos, antaño guardianes del conocimiento espiritual, quedaron en ruinas. Con el paso de los años, la esperanza comenzó a desvanecerse.

Lo que los Hoshibas desconocen es que la causa de su sufrimiento es una entidad enigmática de origen desconocido, una fuerza invisible que ha extendido sus zarcillos hacia el planeta. Esta presencia, movida por una ambición insaciable, ha enviado emisarios mecánicos para perforar la corteza terrestre en busca de un objeto legendario oculto en las profundidades del mundo: la Hoja Estelar.

Esta reliquia, capaz de conceder un deseo a quien la posea por primera vez, se encuentra protegida por velos de energía espiritual entretejidos en la corteza del planeta, barreras invisibles que mantienen el equilibrio del Ki. Pero la entidad misteriosa, cegada por su codicia de poder absoluto, ha desgarrado estas capas protectoras sin comprender las consecuencias de sus actos. Su interferencia ha desencadenado un cataclismo apocalíptico que ha devastado el planeta Hoashiab. Las perforaciones en la corteza han provocado erupciones volcánicas de magnitudes inimaginables, terremotos que han partido continentes y tsunamis que han arrasado con todo a su paso. El equilibrio del Ki se ha roto por completo, desatando tormentas de energía espiritual que han consumido ciudades enteras y corrompido la esencia misma de la vida. El otrora vibrante mundo de los Hoshibas se ha convertido en un páramo desolado, un testimonio del poder destructivo de la ambición desmedida de esta entidad enigmática. La civilización se ha derrumbado, dejando solo ruinas y un silencio sepulcral donde antes florecía la vida.

Hoshiba no sekaiWhere stories live. Discover now