Cap 3: La Salvación de Ren y la Carga del Alfa

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Después de un arduo esfuerzo, los dos Omegas lograron lo impensable, usando todo su Ki y su energía, consiguieron sanar a su compañero Ren. Aunque las heridas de Ren eran de extrema gravedad, la habilidad curativa de sus amigos Omegas fue lo suficientemente poderosa como para evitar lo peor. Ren quedó con una herida cerrada y bien vendada, pero el agotamiento de sus compañeros fue inmenso. Ambos quedaron sumamente cansados, sus cuerpos temblaban por el esfuerzo de haber canalizado tanta energía vital.

La Noche Después de la Batalla

Con la noche cayendo sobre ellos, el grupo intentó descansar después del terrible enfrentamiento con el demonio de metal. Ren, debilitado, se acostó en el suelo, rodeado por sus dos compañeros Omegas, Tsubaki y Yuki, quienes, a pesar del cansancio, se acurrucaron junto a él. Utilizando lo poco que les quedaba de Ki, se aseguraban de que Ren siguiera recibiendo una corriente constante de energía curativa durante la noche para curarlo completamente, ya que las heridas internas tomarían mas tiempo en restaurarse por completo. Los tres Omegas dormían apretujados, compartiendo calor y la fuerza que los unía como compañeros, mientras el suave brillo del Ki los rodeaba en un delicado resplandor.

Ren, aunque débil, había sobrevivido, y eso era lo único que les importaba a Tsubaki y Yuki. A pesar de todo el sufrimiento, sabían que su amigo Omega se recuperaría. El calor de su amistad y la energía curativa que compartían les brindaba una sensación de paz, aunque frágil, en un mundo lleno de caos.

Hiroshi y la Culpa del Alfa

Mientras los Omegas descansaban, el peso de la culpa recaía duramente sobre Hiroshi. El Alfa Lupino no podía dejar de culparse por lo sucedido. Se sentía completamente responsable por el ataque del demonio de metal y, especialmente, por el sacrificio que Ren había hecho para salvarlo. En su mente, como Alfa, era su deber proteger a los Omegas, y en esa misión había fracasado.

Sentado en el borde del campamento, lejos de los demás, Hiroshi se golpeaba la cara una y otra vez, apretando sus manos contra sus orejas lupinas, tirándoselas como castigo. "Soy un Alfa indigno," murmuraba una y otra vez entre dientes, su voz quebrada por el dolor. "Debería haberlo visto venir, debería haber protegido a Ren. ¡No es justo que un Omega haya tenido que salvarme! ¡Soy un Alfa, es mi deber!"

La culpa lo carcomía por dentro, y en su mente, no podía soportar la idea de haber fallado en su deber sagrado como Alfa de proteger a los Omegas.

El Apoyo de los Compañeros Alfas

Mientras Hiroshi luchaba con sus demonios internos, sus dos compañeros Alfas, Kaoru y Takumi, lo observaban con preocupación. Sabían que todos habían fallado de alguna manera, y que la carga que Hiroshi llevaba en sus hombros era enorme. Decidieron acercarse a él, con la esperanza de levantarle el ánimo.

"Hiroshi," dijo Kaoru el alfa de pelaje negro suavemente, acercándose para sentarse a su lado. "No te culpes tanto. Lo que pasó fue terrible, sí, pero no es tu culpa. Todos fallamos en proteger a Ren. Yo también me siento mal. Pero... él lo hizo porque quiso, porque te valora. Eso no lo hace menos. De hecho, ahora debemos respetarlo como a un verdadero guerrero."

Takumi el otro alfa de pelaje castaño, más silencioso pero igual de afectado, se sentó al otro lado de Hiroshi y asintió. "Ren... arriesgó su vida por ti. Eso es lo que hacen los guerreros. Arriesgamos nuestras vidas unos por otros. Y hoy Ren demostró que, aunque es un Omega, también es un guerrero."

Hiroshi apretó los dientes, aún con los puños cerrados, luchando contra la culpa que lo consumía. "No entienden... como Alfa, soy el que debería proteger. No puedo aceptar que alguien haya sido herido porque yo fallé en mi tarea."

El Honor de Ser un Guerrero

Kaoru puso una mano firme en el hombro de Hiroshi. "Escucha, Hiroshi. Sabemos que como Alfa, sientes que debes proteger a los demás. Pero hoy, Ren mostró algo que va más allá de cualquier deber de Alfa u Omega. Mostró su coraje. No fue porque fallaste, sino porque él decidió protegerte. Eso es lo que hace un verdadero guerrero, y ahora debemos verlo de esa manera. Él no es solo un Omega que necesita protección. Hoy, Ren se convirtió en uno de nosotros. Debemos respetarlo como tal."

Takumi, más introspectivo, miró el cielo oscuro mientras hablaba en voz baja. "Todos nos sentimos mal. Todos queríamos proteger a Ren, pero no pudimos. Aun así, él sigue aquí, con vida, porque Tsubaki y Yuki hicieron lo imposible para salvarlo. Tal vez no seamos perfectos, pero seguimos siendo un equipo. Y ahora más que nunca, debemos mantenernos unidos."

Hiroshi finalmente relajó los puños, aunque las lágrimas aún brillaban en sus ojos. Sus compañeros tenían razón. Ren había demostrado un valor increíble, y su sacrificio lo había elevado más allá de las categorías de Omega o Alfa. Había sido un guerrero ese día, y aunque el dolor de la culpa aún residía en Hiroshi, empezaba a comprender que el respeto mutuo y la protección iban más allá de roles predefinidos.

Un Grupo más Unido que Nunca

Con las palabras de sus compañeros resonando en su mente, Hiroshi se levantó lentamente y miró a los Omegas, que dormían apretujados y envueltos en el brillo suave de su Ki. Sabía que tenía que ser fuerte, no solo por ser un Alfa, sino porque su grupo dependía de su liderazgo y de la unidad que compartían.

"Tienen razón," murmuró, su voz ahora más firme. "Ren es un guerrero, y no fallaremos en protegernos unos a otros de ahora en adelante. No importa si somos Omegas o Alfas. Somos un equipo."

Los tres Alfas se sentaron juntos, observando cómo el resplandor del Ki que irradiaba de los Omegas iluminaba suavemente la oscuridad de la noche. En ese momento, aunque el miedo y la culpa todavía estaban presentes, una nueva determinación surgió en ellos. Sabían que el camino sería duro, pero también sabían que mientras se mantuvieran unidos, podrían enfrentar cualquier amenaza, ya fuera un demonio de metal o la devastación que había dejado la I.A Padre.

Hoshiba no sekaiWhere stories live. Discover now