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Charles no podría decir exactamente cuándo fue que su gusto por las manos masculinas empezó

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Charles no podría decir exactamente cuándo fue que su gusto por las manos masculinas empezó. Aunque podría hacerse una idea, si se ponía a recordar.

Podría decir que pudo haber empezado cuando supo que era gay. Tenía alrededor de los catorce años cuando eso pasó.

Aunque, también podría decir que -desde que tenía uso de razón- cuando era más pequeño le ponía mayor atención a sus amigos que a sus amigas.

Bueno, bueno, le ponía mayor atención a las manos de los niños y solía compararlas con las de las niñas.

Se preguntaba el porqué eran diferentes. Descubrió prontamente que las manos propias y las de otros niños eran, ligeramente, más grandes que las de las niñas.

Y también descubrió que le gustaban más las manos de los niños, porque las manos de los niños eran geniales; podían armar grandes estructuras, con bloques de plástico o de madera.

En cambio las manos de las niñas podían hacer bonitos peinados en sus muñecas o incluso en sus amigas.

Las manos de los niños podían escalar árboles o trepar columpios con fuerza.

Las manos de las niñas podían recolectar flores del jardín y hacer coronas con ellas.

Las manos de los niños podían cavar la arena para hacer túneles y castillos.

Las manos de las niñas podían crear pulseras con cuentas e hilos.

Sí, para el pequeño Charles en ese entonces, las manos de los niños eran más geniales.

Y ese ideal creció al descubrir sus gustos amorosos por los chicos, aunque ya lo veía venir, por supuesto.

Así que no le sorprendió verse embelesado ante la mano grande, velluda y fuerte que era extendida hacia él.

Sintió que su corazón dio un pequeño brinco al poder apreciar la mano morena, siguió con sus ojos el camino hacia arriba del brazo que extendía la mano, podía apreciar las venas ligeramente saltadas y-

Oh.por.Dios.

Sintió su propio rostro teñirse en un caliente carmesí al apreciar el esculpido rostro del tremendo hombre frente a él.

¿Era legal ser así de atractivo?

No, mejor, ¿era siquiera real que alguien con un par de manos tan masculinas viniera con un cuerpo y rostro así?

¡¿Así de bueno?!

Pudo escuchar la voz del chico, y joder que voz, su mirada estuvo fija entre el agarre de sus manos y ese rostro moreno. Charles solamente pudo balbucear. Por favor, que la tierra se lo trague.

Pronto perdió el agarre de la mano contraria -aunque no quiso soltarlo- y pronto su propia mano se sintió fría. Solamente atinó a recibir entre sus brazos los lienzos que el otro le extendía, agradeciendo a duras penas. Los ojos de Charles nunca se despegaron del contrario. Siguió cada movimiento que el otro hacía y sin evitarlo se detuvo a apreciar, ahora sí, las dos manos del hombre sostener una caja de cartón.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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Smitten By Your Hands | CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora