Sin rostro

137 11 7
                                    

-Había pasado la noche en la comisaría. Los policías habían sido increíblemente amables conmigo, se notaba que querían ayudarme. Se encargaron de buscar a algún familiar, el más cercano posible. Al día siguiente, un oficial me despertó suavemente llamándome por mi nombre, mientras me ofrecía una taza de té.-

Oficial: Tn, hemos encontrado a un familiar tuyo. Afortunadamente no vive lejos de ti, está en la misma ciudad... Pero tranquila, una patrulla se encargará de vigilarte y...

-Lo interrumpí, sintiendo un nudo en el estómago. ¿Quién era ese familiar? ¿De quién me estaba hablando? Hasta donde sabía, solo tenía a mis padres.-

Tn: Disculpe, oficial, pero... ¿podría decirme quién es ese familiar que encontraron?

-El oficial asintió con calma, sacó una libreta de su bolsillo, pasó varias páginas y luego me miró con seriedad.-

Oficial: Es la hermana de tu madre, tu tía Teresa. Tiene 60 años. Ya la avisamos, vendrá a buscarte enseguida.

-Al escuchar que era la hermana de mi madre, no pude evitar recordar a mamá. De inmediato el miedo y la confusión me invadieron de nuevo. La imagen de mi padre, asesinado por ese hombre, seguía grabada en mi mente, pero no había visto a mi madre. No estaba en ningún lado. La duda me carcomía. Miré mis manos, que apretaban con fuerza mis rodillas, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse.-

Tn: Señor... ¿saben algo de mi madre? Anoche... solo vi a mi padre, pero ella... no la vi. Tampoco estaba el coche de ellos dos.

-El oficial me miró con compasión y se agachó hasta quedar a mi altura. Con suavidad, puso una mano en mi hombro, tratando de darme algo de consuelo.-

Oficial: "Estamos buscándola. Te prometo que la encontraremos. Pero, por favor, quiero que seas fuerte, pase lo que pase, ¿de acuerdo?"

-Asentí, secándome las lágrimas como podía. El oficial se levantó y se dirigió a su escritorio, mientras yo permanecía en el sofá de su oficina, sintiendo cómo el peso de la incertidumbre me aplastaba el pecho.-

-Una hora después, una mujer apareció en la comisaría. Iba vestida con una elegancia que intimidaba: tacones altos de color negro, un traje perfectamente ajustado del mismo tono, y labios de un rojo vibrante que resaltaban contra el negro de su atuendo. Al verla, el oficial levantó la mirada desde su escritorio.-

Oficial: "¿Es usted la señora Teresa?"

-Preguntó con calma mientras ordenaba unos papeles sobre su escritorio. La mujer elegante me dirigió una mirada, serena y fría, antes de volverse hacia el oficial.-

Teresa: Sí, soy yo. Y ella es mi sobrina, Tn, ¿verdad?

-Mi tía se acercó, observándome de pies a cabeza como si estuviera evaluando algo. Luego me extendió la mano, con un aire de autoridad.-

Teresa: Vamos, niña. Tengo trabajo que hacer. Te dejaré en casa y cuando regrese, hablaremos de todo lo que ha pasado.

-Tomé su mano sin decir nada. Después de que ella firmara unos documentos que le entregó el oficial, salimos de la comisaría. Me sorprendí al ver el coche en el que llegamos: era un vehículo de lujo, negro, con los cristales tintados. Subí al asiento del pasajero trasero, aún sintiéndome demasiado intimidada como para sentarme a su lado. Condujo en silencio, llevándome hasta una casa de dos pisos, alejada de cualquier rastro de civilización, junto al borde de un bosque. El entorno me provocó un escalofrío que intenté disimular.-

Teresa: Bueno, niña, esta será tu nueva casa. Siéntete libre de hacer lo que quieras, menos tocar las cosas de mi oficina o los adornos de la casa.

-Miré la casa con cierta aprensión. El miedo de volver a ver a ese hombre me hacía sentir vulnerable, pero no tenía otro lugar a dónde ir. Teresa me lanzó las llaves antes de arrancar rápidamente y alejarse.-

Tn: "Gracias... supongo."

-Murmuré mientras veía cómo su coche lujoso desaparecía en la distancia. Me giré hacia la casa, una mansión que, a primera vista, parecía salida de una película de mafiosos. Entré y, al instante, me envolvió un ambiente de riqueza y frialdad. Lo primero que vi fue una gran escalera de madera oscura que dominaba el vestíbulo. A la derecha, un perchero de pie, también de madera, y una pared en arco que llevaba a la sala. Los sofás, de un terciopelo negro, estaban dispuestos en forma de "U" alrededor de una mesa de cristal, descansando sobre un tapete rojo vino.-

Tn: "Parece la casa de un mafioso... pero qué más da. Vivir con una tía mafiosa no cambiará mi vida, ni me molesta."

-Murmuré, resignada. Miré hacia la izquierda, donde otra pared en arco daba acceso a una cocina impecable, con muebles de madera negra y encimeras de mármol blanco. Los electrodomésticos, todos grises o negros, relucían. Subí lentamente las escaleras, deslizando mi mano por el pasamanos pulido. Al llegar al pasillo, vi varias puertas de madera color café, y al fondo, una con una placa dorada que decía "Oficina". El pasillo estaba adornado con una alfombra roja que contrastaba con los tonos oscuros de la casa.-

-Mientras observaba las puertas del pasillo, una en particular llamó mi atención. Estaba entreabierta. Me acerqué con cautela y la empujé lentamente. Era una habitación sencilla: una cama de plaza y media, una alfombra a sus pies y, al fondo, un escritorio con una laptop cerrada sobre él. La ventana detrás del escritorio daba al jardín, permitiendo que la luz del día iluminara el cuarto.-

Tn: Supongo que esta es mi habitación... no me dijo nada, así que me acomodaré aquí.

-Entré, cerrando la puerta tras de mí, y me dejé caer sobre la cama, boca arriba. Solté un suspiro profundo, uno que parecía haber estado retenido por horas. Sentía el peso de todo lo vivido hasta ahora, como si me oprimiera el pecho. Fijé la mirada en el techo, pero algo en la ventana me distrajo. Juraría haber visto a alguien observándome desde el jardín. Me tallé los ojos, sacudiendo esa sensación, y me acerqué rápidamente a la ventana, solo para descubrir que no había nada.-

Tn: Debo estar imaginando cosas... Todo esto me está afectando.

-Con un susurro de resignación, volví a acostarme en la cama, intentando relajarme. El sueño no tardó en vencerme.-

-De repente, me encontré en un bosque... el mismo bosque al que solía ir. Miré a mi alrededor, desorientada, sin saber por qué estaba ahí. Comencé a caminar, con pasos inseguros, buscando algo que me indicara qué hacer, hasta que sentí una mano sobre mi hombro. Me giré de golpe, pero no había nadie.-

Tn: ¿Qué... qué fue eso? Esto es extraño. Debo volver a casa antes de que anochezca.-

-Cuando me di la vuelta, un escalofrío recorrió mi espalda. Entre los árboles, una figura humanoide, alta y delgada, me observaba. Llevaba un traje negro, y lo más perturbador... no tenía rostro. No podía moverme. Me quedé allí, paralizada, mientras me miraba en completo silencio. De pronto, voces comenzaron a resonar en mi cabeza, primero como susurros, luego como gritos ensordecedores, chocando unas contra otras como una tormenta.-

Tn: ¡Ahh! ¡¿Qué es esto?! ¡Mi cabeza!

-Caí al suelo, sosteniendo mi cabeza con ambas manos, sacudiéndola desesperada, tratando de detener ese caos de voces. Eran cada vez más fuertes, más insistentes, mezclándose en un torbellino de miedo. Hasta que, de repente, todo se detuvo. Levanté el rostro, y la figura estaba allí, justo frente a mí, su "rostro" a escasos centímetros del mío.-

???: Ven al bosque.

-Su voz era profunda y terrorífica, resonando como un eco en mi mente. Desperté de golpe, gritando como una niña pequeña. Mi corazón latía con fuerza, acelerado por el terror del sueño. Miré el reloj de la habitación... apenas había pasado una hora.-

Ticci Toby X TN - DEL ODIO AL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora