En un rincón olvidado, donde las sombras bailaban con la noche, un lugar escondido y apartado esperaba, como una boca abierta lista para devorar cualquier grito. Un hombre poderoso y corrupto llegó, ocultando su presencia de sus rivales políticos, que lo vigilaban como buitres en círculo, esperando un error. Ni hablar de sus votantes, mojigatos religiosos y estúpidos que se infartarían de solo enterarse de que acudía a este tipo de lugares
(o tal vez lo colgarían).
Mientras bajaba la escalera, la oscuridad lo envolvió como un frío sudario. Su mente ardía en deseos de venganza contra la mujer que lo había "traicionado", dejándolo en un laberinto de espejos rotos. Un breve pensamiento sobre su rival político cruzó su mente
(él haría lo mismo)
Su obsesión por la traición lo dominaba.
Llegó al fondo de la escalera y empujó la puerta de la tienda,
(un umbral al infierno).
La puerta crujió al abrirse, como si las propias sombras se quejaran. Velas negras proyectaban sombras macabras, danzando en las paredes como espectros.
En el interior, la tienda parecía un nido de buitre.
Una figura emergió de la oscuridad, su presencia imponente y aterradora. Sus ojos blancos, cerúleos, brillaban en la oscuridad, hipnotizándolo. Llevaba un collar de cuencas de madera negra y su nariz, afilada como el pico de un ave rapaz, parecía cortar el aire.
Sus enormes uñas, como garras, parecían listas para desgarrar.-Ya sé lo que quieres -dijo, su voz áspera y rasposa, como un susurro en el viento.
-¿Qué estás dispuesto a dar? -preguntó.
Por un instante, dudó, pero al recordar los bellos momentos que habían vivido, su corazón resentido se llenó de ira.
-Lo que sea -dijo.
El hombre reveló su deseo: "Quiero que ella pague por lo que me hizo". La figura sonrió, su sonrisa era una grieta en la oscuridad.
Le entregó un muñeco de paja con un hilo rojo, tejido con hechizos oscuros.
-Corta el hilo y verás cumplido tu deseo -dijo.
El hombre cortó el hilo y un grito ahogado resonó en la noche.
(Lo hice!)
Pero su satisfacción fue efímera, una llama que se apagaba en la oscuridad.
La figura lo detuvo;
(Que?)
-Recuerda, prometiste dar lo que sea a cambio -
El hombre ofreció una fortuna, pero la figura negó con un gesto enérgico.
Las sombras del lugar se oscurecieron aún más, uniéndose sobre ella como una marea negra.
El hombre intentó huir, pero las sombras "lo atraparon" con fuerza. La figura se transformó en la silueta de un ave, un buitre; sus tres ojos brillantes iluminaban parcialmente los bordes redondeados de su collar de cuencas de madera negra. Sus enormes alas de sombra lo envolvieron como garras mortales.
-El precio del poder no es oro -susurró la silueta.
Y así, su boca abierta lo devoró a él y cualquier grito, consumiendo su existencia en la oscuridad eterna.
"Las sombras te devorarán."