Embarazada del Alfa

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                                         Parte 6




En el cuarto del café y los bocadillos del alfa, que es semejante a una cocina elegante, Otsana mira a la joven mujer, quien le explica todo lo concerniente a sus tareas con tono poco amigable.

-¿Entiendes? -pregunta la chica, sacando a Otsana de su ensoñación.

-Ah... -balbucea ida. ¡Claro! Muchas gracias por la explicación-finge haber prestado atención.

-Es mi trabajo. -Hace una mueca-. Me pregunto por qué el alfa me quitó mis labores a mí para dártelos a ti refunfuña.

Otsana agranda los ojos y se remueve incómoda.

-¿Eras su mucama personal? -inquiere asombrada y un poco avergonzada.

-Sí, hasta ahora. Era lo más cerca que podía estar del alfa, ya que no soy lo suficiente bonita para ser una de sus amantes. Pero ahora mi trabajo se reducirá a la limpieza de este piso y todo por tu culpa. Es que no entiendo qué hace una esclava mugrosa como tú en la casa del alfa. Eres nuestro enemigo, así que debes estar en el campo no aquí.

Otsana baja el rostro con tristeza. Al parecer, no solo será ese alfa malo quien la humillará y la tratará de forma despectiva, también lo hará hasta la servidumbre.

<<Quiero regresar con mi madre», piensa angustiada.

-Si por mí fuera yo estuviera ahora mismo en el campo junto a mi madre y a mi gente, pero el alfa me trajo obligada y me tiene presa en este lugar. La decisión del alfa no es mi culpa, ese lobo hace lo que desea y nadie puede cuestionarlo. El alfa Tron es un tirano, un hombre malvado que...

Una cachetada la interrumpe.

-¡¿Cómo te atreves a faltarle el respeto a nuestro alfa, esclava inculta?! -interpela la chica, quien la mira con odio.

En ese instante, el alfa abre la puerta con violencia y agarra a la sirvienta por el cuello de forma amenazante.

-¡¿Cómo te atreves a golpearla?! -gruñe airado.

Tanto la chica como Otsana se quedan atónitas por la aparición del alfa, en especial por su reacción.

-E-Esa esclava habló mal de usted-se excusa la chica con gran nerviosismo.

Ella se encuentra suspendida en el aire, ya que el alfa la tiene levantada por el cuello, apretando con tirria y ese porte asesino que tiene a ambas chicas intimidadas.

-¡Me importa un carajo! ¡Nadie toca a la pequeña loba! -rechina los dientes con furia. ¡Lobita, ven aquí! - llama a Otsana con voz rústica.

Ella, muerta del miedo, se apresura en su dirección y se le coloca al lado con la postura encorvada.

-Le pido perdón por hablar de más dice con lágrimas en los ojos, temerosa de que el alfa acabe con su existencia junto a la otra chica.

-¡Cachetéala de vuelta! -comanda él con ojos brillosos.

-¿Ah?

-¡Lo que escuchaste! ¡Cachetéala de vuelta para que aprenda a no meterse con lo que me pertenece!

Ambas chicas empiezan a llorar.

Otsana no desea cachetearla, puesto que prefiere tenerla de su lado a que se convierta en una enemiga, aparte de que le parece un acto muy humillante.

-Por favor, alfa, no me obligue a esto ruega entre llantos.

-O la cacheteas o yo le quito la vida con mi propia mano. Tú decides, pequeña loba -contesta con esa sonrisa malvada que tanto la intimida.

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